Estilismos y propuestas de Ángeles Isa en Emprende Lunares para todos los momentos feriantes, en los que, incluso, un traje de flamenca puede cambiar de complementos para ser el perfecto look de boda.
Y así, tal cual, se cumple en su desfile, justo el vestido con el que lo inicia, entre otros estilismos. La imperante sostenibilidad y la ya denostada idea de llevar un diseño una sóla vez, aunque en este caso exista perioricidad anual, ganan terreno en los hábitos de compra y van desterrando, poco a poco, la composición de un armario tradicional. Se lleva el acto de reutilizar, de aprovechar lo ya fabricado y así no malgastar recursos naturales en crear algo nuevo. Y, como puedes comprobar, esta tendencia también está llegando a la moda flamenca.
Tomando como partida esta filosofía creativa, su primer diseño en Emprende Lunares se define con sencillez elegante, en tono marino y con tres grandes vuelos de capa, que recorren la distancia entre cintura y suelo. De igual manera se disponen desde el hombro hasta la muñeca, completando, dulcemente, esta creación.
Serán flores a modo de pendientes y sobre pequeños peinecillos de metal dorado, salpicados por el cabello, los únicos elementos necesarios para completar un look como éste.
Este otro traje de flamenca en rojo confirma lo que te cuento, pues su diseño invita a cambiar complementos para convertirlo en un estilismo perfecto para una boda de tarde, una cena formal o cualquier otro evento social en el que resulta imprescindible vestir con glamour.
Redundando en ese minimalismo creativo que define a Ángeles Isa, marca una silueta básica de escote barco y tono rojo clavel. Dejando que el cinturón fino de hebilla y al tono señale el inicio de los volantes en cascada que dibujan el vuelo, tantos y tan pequeños que no merece la pena contarlos y sí disfrutarlos. No será el único estilismo en el que hace doblete, pero permíteme que lo reserve para el final, tal y como ella hizo en su presentación en pasarela.
Será el plumeti elegido para este corte, que debe estar entre sus favoritos porque repite en la colección, el que se encargue de aportar lunares a este traje de flamenca.
Con estos aperitivos aflamencados, toca seguir deleitándote con lo que prosigue, donde la elegancia explica y define cada uno de sus diseños. Y el decálogo de la flamenca clásica está bastante presente.
De nuevo, pues, pureza de líneas y derroche de buen gusto en un tono que quiere ser rojo, buganvilla y fuscia, pero tildado en tenue con tez brillante. Juego que prosigue con los lunares que resaltan con destello y sólo aparecen en el vuelo para rizados al aire de gran tamaño. Aquí, por cierto, por pareja y acompañados de enaguas con las consabidas carruchas, tan en boga en los años 70.
Será la flamenca, la de acento clásico, la que dicte aquí las pautas. Por lo que toca mantoncillo bordado al tono, flores, pendientes, peinecillos e incluso broche. No puede faltar nada.
Prosiguiendo esa estela prudente, pero ya haciendo uso de osadía, boceta en lila suave con lunar al contraste, sin salirnos del color. Moteado que, esta vez, si se prodiga por todos lados, incluso por el vuelo comedido de volantitos que se reparten al hilo para este talle bajo con nesgas inspirado en los 90.
El escote sí es un básico, el de uve, de los que favorecen y que no ahogan. Serán las mangas las que se salgan de la norma con su opción ablusada hasta puños, dando un toque victoriano al look.
Pero su retorno al clásico, al básico de armario feriante, es inevitable. De nuevo en rojo, otro más vibrante y carmín, y, de nuevo, ese corte clásico en nesgas que dibuja el vuelo evasé, donde el cuello caja descarta mantoncillo y la manga larga desnuda en puños aporta comodidad. De carácter monocromo, que se extiende a pendientes y flores, esta silueta entallada y canastera sin frunces, pero sí con capas, se postula como lienzo en blanco para combinarse de distintas maneras. Como el verde, que siempre tiene tan buena acogida por parte del rojo.
He aquí, de nuevo, el atrevimiento en puntadas flamencas, para las que la sencillez se mantiene y se adereza parcelando espacios. De esta manera, Ángeles Isa multiplica la dosis de sofisticación con un tejido de lunares brillantes, asimetría en hombros y manga jamón al codo. ¿O será, quizás, una manga globo hasta el codo? Sea la que sea, para el talle opta por volver a ceñirlo hasta después de caderas, en esa silueta tan popular como lo es ésta en flamenca.
Para este amarillo tendencia, la línea de volumen se torna de caída dulce, pues la influencia onubense aflora en la colocación de volantes pequeños al hilo. Esos tan característicos colocados a cierta distancia que, a medida que se acercan al bajo aumentan con mesura en tamaño.
Y lo hace con un talle conquistado por plumeti en un ácido alimonado, recreándose en las mangas. A las que ajusta hasta las manos, cambiando el volumen de lugar con estos roetes de volantitos, unos sobre otros. El escote se elige en forma cuadrado, el gran protagonista del comienzo del milenio, y el vuelo aquí, insisto, se limita para conseguir ese endulzamiento propio de este tejido con bodoques.
Cerraba su colección con un estilismo aflamencado de lo más caprichoso. Aquel del que te dije que a estas alturas de la lectura te hablaría y que bien puede vestirse para la Cena del Pescaíto. Se trata de un abrigo de verano de bajo flecado hasta calzado, pantalón pitillo y crop top lencero. Todo un homenaje al blanco que tanto ama la moda flamenca y que tanto ha podido verse en pasarela.
Con un claro enfoque hacia el diseño de moda, sin perder de vista esa elegancia que pone fronteras a la creatividad desmesurada, su flamenca se dibuja con gusto y con atemporalidad. Pues sus cortes, bien fundamentados y establecidos, beben de las últimas décadas de la flamenca, en la que la inclusión constante de las tendencias reinantes está presente. Consiguiendo armonía y equilibrio entre unas y otras, pero de forma discreta y adecuada.