Nueva colección flamenca de Aurora Ruíz en SIMOF y Pasarela Flamenca Jerez
A veces las acepciones de una palabra en el diccionario difieren mucho de la interpretación que cada uno quiera darle, de cómo la vive y la expresa o desea expresarla, quizás en ese intento de desterrar las connotaciones negativas, si las tiene, o la evocación de momentos por los que no se quiere pasar y han de ser vividos. Porque ‘Duelo’ son 5 letras que no deberían juntarse, que no deberían pronunciarse en pos de ese deseo de eternidad no concedida para quienes más queremos. Porque ‘Duelo’ es negación, rabia, negociación, depresión y aceptación, según la definición que se agrupa bajo este concepto, describiendo en unos cuantos fonemas, que no tardan más de un segundo en pronunciarse, el periplo por el que hemos de atravesar durante, quién sabe cuánto tiempo.
‘Duelo’ prosigue a una vivencia desgarradora y destructora que puede acabar con nosotros y que sólo cada uno mismo puede convertir en lo contrario. Transformarlo en un instante de crecimiento y fortaleza, de aprendizaje y reciclaje e incluso, inspirador y bello, resurgiendo de este lapsus temporal que frena tu devenir en la vida depende de ti. Afrontarlo como si de una mariposa se tratase que despliega sus alas para conocer, de nuevo, el mundo con otros ojos y perspectiva, más madura, formada y calmada es el enfoque de Duelo, la nueva colección de Aurora Ruíz, con un punto de vista narrativo y reflexivo que, lejos de destruirla, le ha revitalizado, afrontando esta ruptura como el comienzo de una nueva etapa de su vida, continuidad de la anterior, igual de feliz, por tanto, que la primera, en la que cada instante se hizo, entonces, inolvidable gracias a quien propició que así fuera, gracias a quien, en la distancia, ahora, en este momento, también consegue que siga siendo así.
Basta con cerrar los ojos para recordar sonrisas compartidas, conversaciones e instantes. Los abres, ves la realidad, notas la ausencia, su silencio. Basta con volver a cerrarlos para imaginar otra vez, para soñar cómo serían esas nuevas carcajadas, sus charlas y consejos que han quedado pendientes, momentos en los que debía estar él que, igualmente, sucederán a partir de ahora.
Porque sólo se va de nosotros quien quiere, no quien puede. Porque podemos atrapar la felicidad hasta agotarla y recrearla de nuevo, Aurora Ruíz da las puntadas de su nuevo comienzo, su volver a despertar y caminar de nuevo, expresando su Duelo con textiles y puntadas flamencas, con texturas y volúmenes para dar forma de volantes a sus sentimientos.
Hace uso, para ello, de cinco colores, que zigzaguean textiles para esos vaivenes emocionales que se atraviesan en un ‘Duelo’. La rabia por la privación de su compañía la pinta de rojo y enaguas naranjas, para vuelos de capa de talles bajos, que también ‘canastean’ en bajos y mangas asimétricas.
En sus estilismos violetas encierra sus ‘tal vez…’, su eternidad, haciendo uso de geometría textil para enreversar sus patronajes, complicando y multiplicando costuras para embellecer ese reto inalcanzable de volver a verle. Imagina así un vuelo cuajado de volantes desde la cintura, que se deja acariciar por solapas triangulares y jaretadas, amorosamente lazadas a la cintura.
O este otro, de talle ajustado, en los que un par de volantes revolotean historias para rememorar.
En gris suave satinado, colorea la incredulidad por lo sucedido en un dos piezas de camisa solapada para un clásico y sencillo talle bajo de falda canastera.
Color con el que también tiñe un pantalón que quiere ser lo que no es y lo consigue, afrontando esa dualidad que se resiste a la verdad, dejando encajes para mangas cerradas en puños y una elegante transparencia que redondea hombros en el escote.
El azul, el color del cielo, lo ha escogido para evocar el abatimiento y la desolación que te abruma y paraliza, dejando que los lados del talle se desigualen y que el brillo facetado en forma de lágrimas se derrame por el escote. Canasteros por duplicado rematan, pues, el traje de flamenca, que se aúpan con enaguas al tono.
Y que repite en un setentero de capa, de volantito dulce besando el suelo con destellos de vida a primera vista, cerquita del hombro, en un escote desigual y semitransparente, para un estilismo flamenco minimalista, de sobriedad elegante y con clara atemporalidad de armario flamenco.
En blanco culmina su colección, mostrando serenidad y amor, aceptación por este reinicio y vuelta a empezar, colgando lunares en la silueta flamenca que se abre en evasé desde la cintura, dejando que ambos lados permitan que asomen al tono en satén de seda. Todo un capricho flamenco que bien podría tildarse de versátil y encajar como vestido de novia.
Con algo más de acento en el toque flamenco, diseña un segundo traje en este nacarado, con lunares colgantes también, pero plisados al cuerpo en un puzzle de piezas a lo Shingo Sato para acentuar caderas.
Aurora Ruíz ha conseguido, de esta manera, crear toda una colección flamenca desde el dolor y la desazón enfrentados a esa dualidad de sentimientos que producen sus recuerdos imborrables, ésos que rescatan la alegría momentánea. Consigue pues extraer lo mejor de sí, rindiendo tributo, como no podía ser de otra manera, a quien ha hecho que sea quién es, no dejándose derrotar y mostrando firmeza y entereza, la suficiente para puntear en flamenca esa felicidad que siempre le acompañará y nunca le dejará sola.
Ha podido ser ésta su mejor terapia, una cura textil para sus heridas del alma, renovándola por dentro y emergiendo todo un acopio de diseños que se sucedían a borbotones y se impacientaban por salir. Definiendo también, con claridad el estilo de la diseñadora, con pinceladas de tendencias, pero si tampoco dejar que sean éstas las que gobiernen sus bocetos, y aportando ideas a la flamenca clásica. ¡¡Gracias Aurora Ruíz por crear este presente de flamencas, el tuyo, mirando al pasado con admiración y respeto!!