La vuelta de la diseñadora a la moda se versiona en un streetstyle casual, pero chic, elegante, pero práctico y, por supuesto, de acento flamenco.
Años de ausencia, demasiados, al menos para mí, retirada del mundo de la moda, aportando ideas y dictando tendencias. Aunque suficientes reinventarse, pero en el sentido de autoexploración. Para darle, pues, no un giro de 360, pero si de 180 grados a su orientación en moda, encontrándose al otro lado, en otra faceta.
La pandemia ha sido el punto de inflexión común en la sociedad y para Carmen Fitz no iba a ser menos. Su capacidad de trabajo siempre la han llevado a un reciclaje constante, a exploraciones fuera de su zona de confort y evaluaciones sobre sí misma, alcanzando esas pequeñas y grandes metas que suponen el éxito en objetivos.
Acostumbrada, pues, a los desafíos, pasar de idear trajes de flamenca, zambullirse en el streetstyle y la fiesta, ha supuesto, sencillamente, ampliar su diversidad flamenca. Pues, realmente, esta nueva faceta siempre estuvo ahí. Sólo necesitaba tiempo para descubrirla y darle forma con el potencial requerido. Y es éste, y no otro, el momento para hacerlo.
Diseña, además, como siempre ha hecho, con la vista en y para las mujeres del siglo XXI, que anhelan comodidad y sencillez. El ritmo que llevamos lo requiere. Para mujeres que necesitan que las prendas se adapten a sus necesidades y no verse sometidas a ciertos protocolos rígidos. Para mujeres prácticas que, con un par de accesorios correctos, transforman un look de invitada en el perfecto estilismo para quedar con amigas. Por lo que se postulan como prendas para maletas de viaje.
Es ese periodo pandemia el responsable que los estilismos aflamencados, la moda aflamencada o las propuestas con aires flamencos, que hacía ya tiempo que veíamos en pasarela, ganen terreno y comiencen a verse como una opción a la moda tradicional. Podría verse, pues, como una opción de moda sostenible en el cuanto a que los creativos de moda flamenca pueden aprovechar sus recursos orientados en este sentido. Lo que vendría a ser también una economía circular que tan en boga está. Pero eso es otro elemento definitorio que complementa a la colección y del que habría que escribir algo más que cuatro líneas.
Vuelvo a la colección de Carmen Fitz para esta temporada 2024 que supone un relanzamiento de la firma y de la que ya va tocando contar los detalles y desgranar los ingredientes que la componen.
A diferencia de lo que pueda parecer, no es precisamente el vestido largo el protagonista de sus propuestas para este 2024 dado que, como te comentaba líneas arriba, su preferencia por el look casual y urbanita inclina la balanza hacia un estilismo práctico, donde los largos más cortos y el pantalón copan gran parte de sus diseños. Eso sí, con acento flamenco y chic.
De este cóctel de preferencias, surge una colección donde el lunar flocado protagoniza las creaciones, dejando espacio a un moteado de colores vibrantes, amontonados y desordenados, pero sin estridencias. El volante rematando largos en tops, abrigos canasteros, faldas, vestidos mini con amplitud a lo Balenciaga y pantalones de corte evasé desde rodillas, redundando en ese factor aflamencado que tanto ha marcada su trayectoria profesional.
Los flecos al costado, para aportar ese movimiento sugerente, los bordados de mantón al tono y las transparencias veladas, de las que gustan por sutileza y coquetería, contrastan con esas opciones donde el animal print moteado de colores y el kimono, se entremezclan con el resto, aportando frescura y atemporalidad.
En cuanto a los tejidos empleados, la gasa con lunar flocado, el tul y el satén strech, refuerzan ese enfoque de look cómodo y práctico. A la ligereza de la gasa y el tul, se suma el satén strech, de talante satinado, suave al tacto y dulce caída, el cual, al ser de algodón, le permite durabilidad y fácil secado. Como ocurre con el georgette y no tanto con el crepé.
En su gama cromática, serán el negro, rojo y verde los encargados de tintar sus ideas creativas, con permiso de alguno que otro como el buganvilla, amarillo, blanco y poco más, quedando un poco al margen de las tendencias y optando por su gusto en el color.
Aún así, el lazo, omnipresente en todas las pasarelas de moda, se ha dejado ver en sus blusones y tops sin mangas de cuello halter, acompañados de otros cortes como el escote Bardot, los volantes a modo de alas de mariposa, las mangas globo y los abrigos de verano, ya sean kimonos extra largos, ya sean canasteros de tobillo.
Carmen Fitz consigue, con su vuelta a la moda, reinventarse gracias a su creatividad innata. Gracias a ese ADN que la define y permite que haga un uso extraordinario de su fuerza y empoderamiento contagioso. Sus diseños se impregnan de ello y sólo necesitan del contacto con tu piel para sentirlo. Volver, por tanto, con una nueva línea creativa, le ofrece a la diseñadora todo un nuevo ámbito al que aportar y en el que establecer tendencias, lo que nos permitirá conocerla en todas sus facetas.
Atiende por cita y puedes encontrar más información en su web.
Imágenes cedidas por Carmen Fitz para Acento Artesano.