Pero, ¿cuántos rincones tiene el alma? ¿Acaso pueden contarse? Humm, yo creo que sí, aunque nunca me he parado a descubrir cuántos tengo. Si son tantos los que se han formado a lo largo de mi vida será tedioso pararse a descubrirlo. Por eso, el que a veces, un vago recuerdo recupere uno de esos instantes vividos muestra lo fácil que es advertir la existencia de espacios en el alma conexos con nuestro corazón, albergándolos para siempre.
Cierra los ojos y recuerda la última vez que te ajustaste a un talle de volantes y lo paseaste, ya sea por albero, ya sea por arena, seguro que se te amontonan en la memoria y que surgen sin esfuerzo. Si los rizados al aire que llevabas son ‘ajolís’, aún se tornan más dulces porque sus seseos al aire te conectan de otra manera a lo que te rodea, quizás por ese halo rociero que los invade.
El caso es que sus ‘rincones del alma’ se han expresado en talles ajustados y sin ajustar, con volantes, con lunares y flores, con mangas y sin ellas, con carruchas, con flecos y bordados y todos esos elementos textiles que El Ajolí maneja con soltura en sus estilismos flamencos.
Por un lado, observemos sus lunares, de los que gustan mezclar en tamaños diversos, en intensidades, tanto del mismo color como contrastando, por supuesto. Y al que añaden diversos elementos, según el diseño, como el plisado, tendencia en moda y que utilizan aquí en mangas corsario que, sin cerrarse, se dejan querer en puños por un volantito de capa que se abre de cierta manera con el movimiento y que no puede quedar mejor. Para romper la monotonía monocromática del lila, color que, tímidamente, ha aparecido este 2020 entre las flamencas, El Ajolí añade un par de bolsillos parche con remaches y un cinturón a juego, que resaltan en marrón granate y en textura.
El lunar también ha dejado que vaya sólo, sin competencia alguna, dejando que un puñado de ellos protagonicen el traje de flamenca en un exquisito evasé, de los que no necesitan mantoncillo, con fondo blanco y vivo al tono del lunar para ese par de volantitos y enaguas.
Por supuesto que el pequeñito, el de siempre, el que algunos llaman ‘lenteja’, también se ha prodigado, dejándose acariciar por cintas de raso y lacitos que atraviesan el talle y que agarran volantitos de capa, inventando así otra manera de llevar volantes, de no pasar desapercibida con discreta elegancia.
También han usado las rayas de diversas formas entre sus estampados. Como éstas de diferentes anchos y colores colocadas en oblicúo o al bies, con las que combinan, con acierto, lunares en negro en el cuerpo de mangas corsario al codo en este estilismo feriante de dos piezas.
Rayas que se estampan de rosas lilas sobre pistacho y que se combinan de igual manera en camisa de mangas ablusadas y falda setentera de un solo volante de capa, siendo la lazada a la cintura el imprescindible para completar ese look flamenco inolvidable. Toma nota porque dejará huella.
Pero las líneas también se plisan, se rayan y se tintan de negro para resaltar la verticalidad entre un lunar y otro, encajando así en un par de volantes comedidos una de las composturas flamencas más coquetas y atemporales de la colección. Pues una sencilla camisa de cuello cerrado en solapa con hojas diseminadas también en negro, acompaña a este despliegue de tejidos aflamencados de la firma.
Pero las flores no sólo han sido las clásicas rosas grandes en colores menos clásicos, también se han prodigado las vintage. Los pequeños ramitos en tonos pastel sobre el clásico azulado grisáceo sobre el casi protagonista vuelo de tres volantes anchos desde la cintura, que no quieren separarse demasiado del talle. Sólo lo justo para marcar caderas en movimiento. Aquí sí han hecho uso del mantoncillo con flecos de largo clásico, que no pretende resaltar, sino rematar el escote pico que, de otra forma, quedaría solitario y desnudo. Se encapricha, ¿verdad?
Siguiendo esta línea de vuelos al aire, podemos encontrar alguno que otro floral más entre sus nuevos diseños. Su habitual volante de pico tipo pañuelo, que zigzaguea por la falda, se encariña con el encaje para coser el bajo de cada uno de ellos que, con un sencillo escote y unas pequeñas oleadas en el puño, dejan que su flamenca sencillamente parezca flotar en el ambiente.
Pero volvamos a las camisas, a la simplicidad de un cuello caja abotonado con solapas, que se complican algo más que la sastre, que se platean en tejidos como el plumeti, la seda lunarada o el plisado volanteado y que se han visto combinadas con faldas de museta y volantes pañuelo, con otras de taitantos volantes abriendo vuelo de capa, dejando claro así que lo habitual en moda, también puede dejar de ser crisálida para renacer en flamenca.
Por otro lado, la silueta setentera se sigue viendo entre sus trajes de flamenca para esta temporada. Algo que no es de extrañar siendo firma onubense, rociera de nacimiento obligado, por lo que la comodidad en vuelos y las caídas de tejidos dulces, sin excederse en vuelos hieráticos, está servida.
Así, basándose en pareja de tonos, idean parte de su nueva colección. Para este escogen un dúo fuertes y arrebatador que siempre funciona, consiguiendo un contraste lleno de energía y vitalidad gracias al naranja y el morado. A ello se suman flores, pero no repartidas, colocadas en fila india, una detrás de otra, añadiendo esa verticalidad que estiliza. Como detalle el lunar, que invade con descaro escote y mangas y se vuelve tímido para el rizadito que remata el traje de flamenca.
Por cierto, ojo con el estilismo elegido para sus presentación de colección. Una sencilla coleta a la que arrimar un par de flores grandes en la parte baja y trasera dejan que se adivine un lacito de raso. Nada de moños, ni media castaña, ni trenzas enrejadas. El minimalismo ha llegado a los peinados y espero que sea para quedarse algo más que un par de temporadas.
A grandes rasgos acabo de presentarte la que ha sido, y siempre es, una de las mejores colecciones de flamenca de cada año. Sus más de tres décadas dando puntadas flamencas hacen que la cita con su manera de hacer moda sea inevitable. El Ajolí tiene el honor de ser fuente de inspiración y marcar tendencia, por lo que si pretendes saber hacia dónde evoluciona la moda flamenca has de conocer lo que imaginan, lo que guardan en su rincón del alma favorito para ti. Este año, por cierto, con menos canasteros que de costumbre.