Acostumbrada a los convencionalismos de pasarelas, a eso de te colocas aquí, el público allí y los fotógrafos allá, a aquello de la escala datada del lote de desfiles, o eso otro del transcurrir exacto y progresivo de cada uno de los diseños que imaginan sus creativos, con el particular caminar de cada modelo, que ya me conozco al dedillo también. Hace que cuando tienes ante ti un programa de desfiles, como el de New Models, en el que se lee Vallillas, no puedes evitar expresar algo como: ‘¿¡Ahora?! ¡¡¡¡Síííííííií!! ¡¡¡Por favor!!!´
Y es que vivir un ‘vallillas’ no es sólo contemplar una forma diferente de expresar moda, sino instruirse en un estilo de vida y dejar que su esencia forme parte de la tuya. Pero, ¿qué es ser ‘vallillas’? Y, ¿quién puede ser ‘vallillas’?
Lo primero de todo, para ser un ‘vallillas’, debes ser, valga la redundancia, sobre todo, tú mismo, sin complejos, sin rencores, sin acritud, sin rencillas, sin hastío y sin miedos. Por tanto, como bien dirían los egipcios, si todo esto se cumple, tu corazón debería pesar poco, como una pluma. Y hasta aquí respondo, brevemente, a la primera pregunta.
Pero, ¿y la segunda? ¿Eres vallillas? ¿No? ¿Sí? ¿Quién alberga el privilegio de serlo? Para ser vallillas necesitamos, además, actitud, pues por mucho que puedas empaparte de la filosofía Vallillas y del estilo que establece, si te falta predisposición, ni tú, ni yo, ni nadie podrán serlo. En el caso de Carmen, de Vallillas, simplemente es un don innato, una virtud única con la que ha nacido y que le pertenece. Ella es la persona que ideó tanto el concepto como el mundo que gira en torno a él y sin la que no exisitirían ni Vallillas ni sus aspirantes a ‘vallillas’.
Sin embargo, como firma, es fácil definirla, pues se caracteriza por una buena dosis de positivismo que siempre emana de sus prendas. Cuando las vistes te ves capaz de realizar tus sueños y alcanzar tus objetivos, algo así como si te enfundaras en tu indumentaria de heroína para salvar el mundo.
Por eso, los desfiles de Vallillas hipnotizan y son como una performance enfocada a provocarte felicidad. Responden, por cierto, a un desorden controlado que se guía por una locura sensata, ésa que actúa desplegando alas para volar a lo ‘flower power’ mientras tocan el suelo de puntillas y el cielo con los dedos. Porque Vallillas lo quiere todo… ¿Y eso es posible? ¿¡Y por qué no?!
Justo en su último desfile en Pasarela New Models, en el que hemos conocido ‘Flujo’, su nueva colección de camisas para esta primavera, cada una de las imágenes que capté han sido una fiel proyección del alma de Carmen, de Vallillas. Observa como no hay ni una sóla pose al uso. La espontaneidad y naturalidad reinaba en ellos, en cada uno de los modelos, que supieron mostrar ese lado edulcorado que fomenta la firma y que no suele abundar en pasarela. Ha elaborado, por tanto, una vez más, una puesta en escena de prendas ablusonadas que no tuvieron más acompañantes que un pelo alborotado y unas medias de color, al estilo chica yeyé.
Entre sus propuestas se adivinan, claramente, dos tipos de camisa en los que ha jugado con los largos, junto a un par de diseños de un patronaje más clásico o básico de armario, si prefieres denominarlo así.
En esta imagen, como en la canción infantil, es cortito por delante, hacia la cintura, y larguito por detrás, hacia las caderas. Predominando las líneas rectas en estampados tanto cálidos como frios, los cuales también se entremezclan con lunares a trozos.
Vallillas tamibén imagina diversos puzzles textiles. Y en este, en concreto, realiza combinaciones para lados opuestos. Son, en concreto, estas verticalidades para mangas que también repite en uno de los frontales de la camisa abotonada.
De mis favoritas es la siguiente camisa, que se prolonga, al completo, más allá de la cintura, respetando ese denominador común en la colección, el de doble largo, por lo que deja unos centímetros más por detrás.
Los tonos pastel también han aparecido en su palete de colores, tintando estas sedas dibujadas con inspiración étnica, lo cual las hacen, además, atemporales. Observa cómo este look de camisa anudada por delante casi roza la definición de vestido, pero se queda en camisola XXL.
Esta otra propuesta estrellada sobre azul marino, a juego con abanico de caballero, me resulta idónea para unos jeans. O también con unos shorts blancos, si prefieres darle un aspecto más veraniego, postulándose como opción perfecta para esas salidas playeras y nocturnas en las que una manga larga en un estilismo crop top camisero, se acomoda en esos niveles de abrigo-frescura que, a menudo, se necesitan para esas noches estivales que ni frío ni calor.
Respecto a las clásicas, o básicas atemporales, este diseño se sale de lo común respecto a estampado y tono. No por el tejido en sí, sino por el uso del mismo, ya que suele verse más en vestidos o faldas.
Como ves, el desfile fue una experencia ‘vallillas’ al cien por cien, en la que los modelos se divirtieron con su colorida colección ‘Flujo’ hasta el último minuto, carrusel incluído. Pues Vallillas trata de vestir para expresar tu interior y no de colocarte ropa para tapar tu exterior. No pretende camuflarte, sino hacerte brillar, sacar lo mejor de ti cada minuto para sentirte tú.
De nuevo, en este desfile, Vallillas sigue apostando por la moda en clave unisex, en la que el modelo carece de importancia, se vuelve andrógino, sin resaltar su condición femenina o masculina, porque lo que realmente le importa a Carmen es la actitud ante la ropa. Y eso es lo que quiere transmitirnos.
Por tanto, no puedes mirar a la colección con ojos parcelados, porque no lo verás todos, porque no tiene límites. Has de mirar a las prendas, al movimiento de las mismas, cómo sientan y que te aportan sin más, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, olvidándote si es él o ella quienes los lucen. Pues, simplemente, son personas que disfrutan vistiendo un ‘vallillas’ y así lo expresan en pasarela. ¿Y tú? ¿Te sientes ‘vallillas’?