Nacer esclava y convertirte en la secretaria del califa omeya Al-Hakam, conservadora de la Biblioteca Real de Córdoba e impulsora de que se creó en Medina Azahara, sólo forman parte de la brillante vida de esta poetisa y matemática.
Intelectual de la época, viajó por el mundo para ampliar el medio millón de volúmenes de la biblioteca que regentaba, teniendo, además, tiempo de enseñar algunas de las disciplinas que dominaba, como gramática, geometría, cálculo y métrica árabe, a niños pobres en su ciudad.
Para rendir homenaje a esta extraordinaria gran desconocida, el diseñador ha creado toda una colección de moda flamenca bajo su nombre, Lubna. Para ello, ha necesitado elementos que le han ayudado a evocar esa época histórica, recreando piezas propias de la forja árabe en cinturones, sombreros de ala ancha, toreritas y tocados. En estos últimos, se han empleado también postizos de cabello cocido, con los que Francisco de la Torre ha querido evocar la escritura y poesía árabe que acaparaba gran parte del tiempo de trabajo de Lubna de Córdoba.
La inspiración de la colección se une a que este año, como era previsible, es especial, por la vuelta a ferias y romerías. Y, también, por esos puntos de inflexión que para muchos diseñadores ha supuesto esta pausa, viendo cambios a lo que era costumbre.
En el caso de Francisco Tamaral, se enfoca más hacia la evolución de la firma en general, del enfoque, más que del empleo de nuevos recursos textiles. Lo cual hacerlo, lo hace, integrándolo con esa soltura que le caracteriza, haciendo de lo nuevo algo que parece haber estado siempre ahí.
Pero, como decía, su cambio, más bien transición, lo he visto en el planteamiento de la firma. En la presentación de sus diseños, entre los que siempre han existido propuestas aflamencadas para invitadas perfectas de boda, de comunión, de lo que se tercie, y en esta temporada han sido la gran mayoría de lo visto en pasarela.
Es más, su opción ha sido tan contundente que, entre sus estilismos para esos momentos no feriantes, destacan, sobre todas las cosas, los pantalones rectos de raya campera y fantasía después de las rodillas, que se acompaña de unas mangas de volantes de capa desmesurados como nunca has visto. Y en las que debes fijarte bien, pues, según la postura, parece un top con capa desde hombros. Realmente sorprendente este estilismo.
Pero las perneras no sólo las imagina rectas, también las hace en evasé, pata elefante, o como quieras llamarlas. Jugando a abrirlos en los tobillos y forrarlos de lunares blancos, en consonancia con el flecado del talle, o bien estamparlos en contraste con ese efecto mágico de la superposición de lunares salpicados translúcidos para este, parece ser, mono en tejido de caída dulce.
Sin olvidar la opción victoriana para pantalones, en la que escoge esos aires setenteros y cierra en tobillos con efecto ablusado, que tan coqueta hace a la prenda. Y que, a la vez, resulta minimalista para que resalten otras partes del look. Como aquí el top asimétrico de volantes envolventes. Todo un capricho que realza el peinado y tocado que unifica a la colección. Equilibrio que siempre encuentra Francisco de la Torre, que consigue dar el toque perfecto para enfatizar las creaciones de Francisco Tamaral.
De hecho, el desfile comenzaba en ese tono flamenco que aventura esta rebeldía ‘tamaraliana’ que siempre impregna sus colecciones con un sensacional look canastero casual, totalmente aconsejable para romerías, pues lo combina con camiseta con mensaje. De mangas también canasteras, deja que domine el estilismo esa tendencia en moda del mix & match, donde las franjas de lunares y las flores cortan esa secuencia lineal, marcando los distintos estadios de cada pieza canastera.
Estilo canastero que también versiona en largo midi, de flecados brillantes y tintados en negro para sobrefaldas de tul que, a veces, oscurecen flores que reviven después en el talle. Y otras acompañan lunares desiguales que realzan esa espalda de la que nacen, provocando, literalmente, este efecto en la piel con ese volante abullonado que recorre todo el escote.
Pero no sólo de canasteros nos viste Francisco Tamaral, también nos propone estilismos tan singulares como una falda pantalón flamenca, una de esas piezas que pocas veces llegan a tu retina. Aquí los volantes consiguen ese engaño a la vista con un pantalón que, a veces, no lo es, gracias a los lunares suben en los costados y se forran en rosa, dando ese punto de color a este exquisito blanco y negro de hombros descubiertos.
Delicia que prosigue en modo vuelo sirena, silueta propia de novias, como ya lo hizo en el reciente desfile Uniqo Qlamenco, en el que asoman lunares que afinan el talle y se mezclan con esos cuerpos de mangas corsario que tanto le gustan, añadiendo piezas de forja para ceñir cintura, tanto en el asimétrico como en paralelo al palabra de honor que imagina.
Los trajes de flamenca de Francisco Tamaral para este 2022
Pero entremos ya de lleno en los ‘tamarales’ de volantes, en la creación flamenca que Francisco Tamaral tiene a bien cada año concedernos, con esos elementos propios de las tendencias de moda que tan bien integra y aflamenca, suavemente, para sus creaciones.
Nos los fue mostrando poco a poco, a lo largo del desfile. Los primeros volantes de estampado floral, en torno al que gira este traje de flamenca de dos piezas y que luego usaría para tintar transparencias. En la falda de corte clásico, con cintura alta y lazada, los volantes al hilo en talle no muy bajo, se conforman en organzas, que escoge en todos los tonos del estampado, las cuales aglutina en cada vuelo. La blusa a juego con la falda, la realiza en puño cerrado y lazada al cuello, rompiendo esa sobriedad de lo clásico con un par de volantes largos en mangas.
El siguiente de la lista canastero también, por supuesto, de largo tobillero y con flecado maxi desde el escote uve, ambos traídos de los setenta, en un perfecto ejercicio de elegancia para este ladylike flamenco.
Línea que prosigue en este otro, donde el vuelo se alarga hasta el suelo y el talle bajo casi alcanza rodillas, lo justo para no perder comodidad. Respecto a la pronunciada cascada de volantes desde hombros, esa que te deja sin habla, boquiabierta, no se conforma con sólo rizarla, sino que, además, se plaga de lacitos escondidos o carruchas cortadas. Lo hace igual en el vuelo sobre de capa que simula un canastero de micro volantes.
En los siguientes, los vuelos de organza se suben, ya sean por el lado, ya sean por delante, y se vuelven sencillos para recrearse, sobre todo, en el talle, con la ayuda del tejido o de elementos de moda que torna flamencos.
Respecto a tejidos, el poco visto estampado cachemir en guipur, aquí se aflamenca como sobrevestido en forma de encaje con la elegancia que caracteriza al binomio colorista blanco y negro. Las mangas ablusadas a lo victoriano, se cierran en puños abotonados sin volantes, dejando que detalles, a veces inadvertidos, como flores bordadas en el hombro, embellezcan aún más el traje de flamenca.
De cuerpo ceñido y hombreras muy marcadas, por aquello de la influencia ochentera, para el volanteo de este talle bajo al bies, imagina sus volantes en organdí semitransparente cubiertos, de tanto en tanto, por piezas como si de retales se tratasen, salteándose pues de lunares y flores al tono.
En cuanto a tendencias de moda, será en el diseño que cerraba su vuelta a la pasarela el que incluya la propuesta más rompedora de todas las que ha incluido en Lubna. Para ello, hace uso de nuevo del blanco y negro, siendo el marfil el que se apodere de este último diseño de tres piezas que lucía la modelo y diseñadora María José Suárez.
Los volantes vuelven a ser ligeros, estructurados en canastero de capa, de los que abrazan y suben hacia un lado, pero cuajándolos de rizados al aire. Complicación que combina con un top tendencia, versado en mostrar la lencería. Lo cual no es nuevo, pues ya en los 90 arrasaron los tops lenceros. La diferencia radica aquí en cambiarlo por el sujetador, que acompaña de chaqueta, en concreto de torerita, que, por cierto, vuelve con fuerza. Y la imagina de hombros marcados, cuello mao y borlones de pasamanería prendidos, cuyas mangas cortas se rematan también canasteras, guardando sintonía con el vuelo de la falda. Se cerraba así una colección que se presenta, más que nunca, como fiel reflejo de lo que sucede en moda flamenca.
Colección Luba que, no sólo han formado trajes de flamenca y estilismos aflamencados, sino también esos otros que quedan a medio camino y que tanta versatilidad ofrecen. Corriente, por cierto, procedente del sector de la moda y que ha tenido a bien mostrar e incluir, como novedad, Francisco Tamaral, entre sus diseños de moda flamenca.