El diseñador de moda Cristo Báñez fallece en Sevilla. La moda flamenca está de luto.
Lejos de pretender que este artículo sea una crónica de las últimos días u horas de vida de alguien a quien admiro, permitidme que evite ese tipo de detalles y exprese por escrito, en los próximos párrafos, mi despedida hacia quien siempre tuvo un gesto cariñoso y una palabra amable conmigo. Y con quien, caprichos del destino, pude compartir más tiempo que nunca estos últimos meses.
Cristo Báñez. Se nos ha ido un diseñador, un creativo, un genio de mente irrepetible que conquistó el talento y lo manejó a su antojo. Con destreza y sin esfuerzo, su facilidad para transformar el mundo con trozos de tela pronto le darían el prestigio y el nombre que posee, hoy día, en la moda. Su exquisitez para la elegancia y su perfeccionismo en el trabajo, definen correctamente su perfil profesional.
Por eso y por muchas otras razones, aún era pronto. Te vas con proyectos pendientes, como le corresponde a un creativo de tu altura. Proyectos ahora inacabados y de los que me hablaste, tras la presentación de la colección flamenca para El Camino de Gil Ortiz en El Rocío. Y de eso hace tan sólo unas semanas.
Te gustó tanto el desfile al aire libre, al son de los tamborileros, que no dudaste en comentarme sobre tu intención de hacerlo parecido, en cuanto al entorno. Como en todo, le darías ese toque tuyo único que carga de glamour todo lo que te rodea. Sin embargo, no me avanzaste ninguna pincelada sobre los diseños de esos nuevos trajes de flamenca que imaginabas. Tampoco te insistí.
Vestidos de flamenca que verían la luz cerquita de tu Vírgen del Rocío, en la propia Aldea. Como hizo Gil Ortíz. En ese entorno privilegiado rodeado de Marismas.
Porque quien diseña y crea nunca deja de hacerlo. Siempre tiene algo a lo que dar forma y sentido. Y tu mente inquieta estaba tan activa como siempre.
Volviste hace unos años a Almonte, a tu casa y raíces. Haciendo de tu regreso a pasarela algo especial e inigualable en Doñana D´Flamenca, con una colección única, en la que un buen puñado de amigas y amigos del panorama influencer/instagramer formaron parte de tu desfile, de tu Influencia. Colección con la que, como siempre, nos hiciste vivir un corto espacio de tiempo irrepetible en moda. Revolucionaste Almonte ese día, como otros taitantos, tal y como tu arrolladora personalidad se merece.
Como decía, ya habías comenzado esa primera fase de su próxima colección. Un par de diseños, me dijiste, que andabas ya preparando. Y que presentarías, no sabías exactamente cómo, pero sí dónde. He de parar un segundo. Rememoro y esas ideas tan claras, tus planes, lo hacen más doloroso el despedirte. Porque se araña y desgarra el alma, porque me resulta incomprensible tu repentino fallecimiento. Inimaginable, pues, el dolor de tus seres queridos a los que, desde aquí, les muestro mis condolencias.
Afortunada, pues, por conocerte en esta vida, por esas conversaciones e instantes compartidos aquí y allá durante estos años, a veces en compañía de tu inseparable Olga. Se hace difícil volver a aquellos lugares de coincidencia habitual en los que ya no estarás.
Tu carisma y apego por aquel con quien conversabas, tu sonrisa y respeto por el trabajo de otros, hacían, hacen y harán que no se te olvide, se te admire y se te elogie por siempre.
Tu huella nos deja un vacío tan grande como lo será tu recuerdo. Se nos ha ido Cristo Báñez. Te has ido … Besos al cielo.