Se dice de la inspiración que surge en un instante, un breve espacio de tiempo en el que la creatividad aflora desde donde está para iluminarnos de ideas. Es, en sí misma, el impulso creativo, ese que nos coge de la mano para construir la visión soñada.
Por ser lo que es, se convierte en el vehículo favorito para alcanzar objetivos, para albergar esperanza, pues estimula el alma y la mente. Pero, ¿y si en vez de una, tuviéramos varias? Sería algo así como estar permanentemente motivado a la consecución de metas, a lanzarse al abismo y buscar el camino al éxito, a dejar atrás lo acostumbrado para emprender nuevas aventuras.
Sería fantástico llenar el día a día de esta manera. Te permitiría un enfoque diferente en lo que haces, tal y como le sucede a El Ajolí, que lo ha tomado como tema central de su nueva colección, llamada, precisamente, Inspiraciones. Pues, si tienes llena de creatividad el espacio que te rodea, éste te surte de la osadía necesaria y te embarca en nuevos proyectos, porque la opción de quedarse quieto no lleva a ninguna parte. Y es, justo, la inspiración el motor necesario para llegar todo aquello calificado de inalcanzable.
El carácter efímero de la inspiración le aporta exclusividad a lo creado, pues cada inspiración aparece para algo en concreto. Y así es como sucede durante el proceso creativo de una colección, teniendo una inspiración, o varias, para cada traje de flamenca soñado. Todas ellas, la suma de cada una que aparece, es Inspiraciones, es la nueva colección de El Ajolí.
Su desfile en Huelva Flamenca, a beneficio de la Cruz Roja, como cada año, comenzaba, esta vez, de singular manera. De rojo y con María Jesús Ruíz, presidenta del jurado del certamen de noveles de Huelva Flamenca 2023. Con ella comenzaban su desfile en pasarela, con este carmín soberbio de volantitos y volante, de escote pico para mantón bordado y mangas hasta los puños, que cargaban en la retina esos elementos básicos que definen a sus flamencas.
A esas que a veces, para una misma silueta, se perfilan con escote bajo y atípico vuelo canastero o en esas otras de mini volantitos en el vuelo y mangas jamón para ese sabor victoriano, sin olvidar la sencillez de algunos vuelos de capa que dejan espacio a mangas corsario fruncidas al codo.
Pero el verdadero protagonista de su colección ha sido el largo setentero y, entre ellos, el que abarca canasteros de vuelos generosos que dibujan la figura en clave cómoda. Así empezaron a aparecer sobre la pasarela roja diseños en todo tipo de lunares, colores y estampados.
Como vuelos canasteros de lunar moneda y cintura lazada, que también se imaginan en algodones perforados y que ya incluyeron en la anterior temporada, concebido con un vuelo algo más comedido que de costumbre. Y que, en otras ocasiones, la falda canastera cuenta con museta, a menudo con bastante vuelo, pero, a lo onubense, sin enaguas, ya estampen flores o cualquier tamaño de galleta a modo lunares.
Para sus creaciones gustan de contrastes, por lo que otro tipo de siluetas también suelen verse entre sus diseños, aunque quizás menos. Como es este plisado poco visto esta temporada en pasarela, pero siempre presente en sus colecciones. Toma aquí forma sirena y volanteo enroscado, dejando que al escote se coloquen como capas, que recuerdan a esas salidas de teatro que lucían las señoras. Y que también puede calificarse de mantoncillo sin flecar. Al menos. funciona a aquí como cuello que evoca a cualquiera de estas dos prendas.
Elemento que también se ha visto en su clásica versión bordada flecada y sin flecar, en la que el cuquillo trenzado se sustituye por madroños en zigzag.
En cuanto a ese tono añil, Klein o eléctrico, tendencia que también está irrumpiendo en flamenca, El Ajolí lo emplea para blusas de lazada a la espalda, como fondo para estamparse de flores y lunares en distintos tamaños, entre los más destacable. Pero no sólo esta intensidad de azul se ha prodigado entre sus trajes de flamenca, sino también ese otro tono verde, tildado de wasabi, lo que viene a ser un pistacho vibrante, este otro color de la temporada.
Con él imaginan escote cuajado de volantes de capa, que se dispone más largo por detrás que por delante y que se encuentra cosido al traje de flamenca, consiguiendo así integrar una versión del mantoncillo al traje de flamenca. Como ya sucediera con los flecos en los años 70. Otro capricho más para mi lista que me recuerda a esas salidas de teatro que ya te he nombrado unos párrafos atrás. las llamadas salidas de teatro y que, casualmente, casi guarda una correspondencia fiel en uno de los diseños que ha creado esta temporada.
En concreto se trata de un diseño donde la maestría en la colocación del lunar talla gigante, determina el resto de elementos. La belleza del resultado, casa a la perfección con esos otros de tamaño más pequeño que emplea en los volantes del bajo y de puños camiseros, que no restan protagonismo al grande, sino que lo resalta y armoniza con las flores del mantoncillo. Un mantoncillo que, como te decía antes, dispuesto a modo de salida de teatro. Esta pieza con la que la comparo, se lucía en el XIX y principios del XX y su función era la de abrigo. Igual que usamos ahora un chal o una capa cuando salimos del cine, del teatro o un restaurante por la noche. Estas piezas eran de extraordinaria belleza, normalmente en seda bordada, con flecos, más bien cortos, y decoración en macramé y otro tipo de labores.
El Ajolí parece recuperar esta pieza y o bien la integra en el vestido, llenándola de volantes, o bien la dispone tal y como sería un mantoncillo, pero en un diseño más que triangular en forma de capa. De ahí la semejanza.
La batista siempre es uno de los tejidos predilectos de la firma que, además, le ayuda a rescatar ciertas labores de costura muy relacionadas con la flamenca, que le aporta esa atemporalidad regia a los diseños. Con ella han diseñado estilismos de dos piezas para la clásica camisa, la han mezclado con pasacintas bordados, se ha integrado en el vuelo y se ha, incluso, tintado en degradé de tres tonos diferentes, como reflejo de un ancho cinturón en raso.
Otros de los textiles que hace ya unas cuantas de colecciones procuran siempre tener entre sus diseños es el que simula mantón bordado. Aquí lo emplea para flamencas de manguita jamón, vuelo desde la mitad de caderas y mantoncillo que, lejos de igualar, busca el contraste con lunares y flecado corto al tono. Aunque también hemos visto este tipo de bordados en propuestas de dos piezas combinadas con encajes que recuerdan a los saris hindúes.
Como ves, su colección Inspiraciones abarca casi cualquier hechura que imagines, hecho que siempre ha caracterizado a la firma y que este año ha querido que quede fielmente reflejado. Así han dado forma a todo tipo de propuestas, desde las románticas con sabor victoriano, hasta las que suponen un salto al vacío, como ese setentero de lunar gigante. Sin olvidar las que tienen un toque más barroco y esas otras permanentes entre sus trajes de flamenca.
Inspiraciones es, por tanto, una exhaustiva relación de sus formas y cortes, tantos como chicas ajolí imaginas que existen. Y a la que se le puede considerar como un punto y seguido de su colección del año pasado, en la que daba las gracias por estos 40 años creando flamencas y nos mostraba, toda su trayectoria profesional.
Inspiraciones, vuelve a evocar la esencia de El Ajolí. Aquello que le da significado y razón de ser desde sus inicios, acogiendo así una de las colecciones más versátiles que han imaginado, no faltando en ella, como debe de ser, alguna que otra propuesta innovadora para esas tendencias que no buscan imponer, sino que surgen en su afán de imaginar aires aflamencados que soplen distinto sin perder el sabor a sal.