A veces sorprende el tiempo que lleva madurando una firma antes de presentarse en pasarela, retrasando demasiado el momento de darse a conocer a la gran mayoría. En ocasiones tardan incluso décadas. Otras lo hacen en el instante exacto, vamos, que mejor imposible. Y algunas, muy pocas, en el inadecuado, por multitud de razones que les lleva a precipitarse o a no elegirlo bien.

El caso de Belyca me cuesta encasillarlo en la clasificación anterior, pues lleva poco tiempo diseñando moda para invitadas y a medida. Según este aspecto podría ser obvio donde encaja, pero al conocer sus prendas se ve que no se corresponden precisamente a esos comienzos flagrantes de cualquier firma. Por lo que no puedo encajarla en ese reducto que se lanza al vacío sin paracaídas, pero tampoco en ese otro de firmas consolidadas. Aunque, su andadura previa tampoco ha sido de un día para otro. Desligarse de todo un plan de vida establecido para organizar otro, comenzando en aquello que siempre has anhelado, es de chicas valientes, soñadoras y luchadoras. O, simplemente, de las super woman del XXI.

No es la primera vez que me topo con una diseñadora que poseen una formación académica que difiere, totalmente, de lo que realmente les apasiona y les da la vida. La culpable de todo es esa premisa que dice quello de ‘estudia esto que lo otro no te va a dar de comer’. Vamos, la frase de la abuela que ha llevado a muchos a hincar codos y emplear parte de sus años, tanto de estudio como laborales, en un mundo en el que se sintieron perdidos… ¡¡Hasta que encontraron la puerta para salir de él!!

Al principio el miedo y la incertidumbre frenan e imperan en las decisiones que tomamos. Luego, con los años, te das cuenta cómo el paso del tiempo te aleja de lo que sigues dejando para mañana porque albergas la esperanza que, algún día, lo harás. Para algunas, ese mañana llega, de repente y para cambiar el rumbo, como le ocurrío a Belyca. Para otras no, por desidia o por falta de valor, lo cual es comprensible.

Belyca, o lo que es lo mismo, Isabel Nuñez, que siempre ha cultivado esa inquietud creativa que posee y nunca la desterró de su mente, acaba de presentar su colección en pasarela. En sus comienzos, algo tan poco ambicioso como realizar un vestido para ella misma y recibir alabanzas, sin saber el resto que era su creadora, fue el empujocinto que necesitó para tomar esa decisión del cambio.

Belyca ha escogido la Pasarela Sevilla de Boda para estrenarse en esto de los desfiles. Es su primer contacto serio con un backstage lleno de vestidoras, maquilladores, peluqueras, modelos, organizadores, etcétera. Por tanto, todo un compendio de experiencias nuevas, preludio de los poco más de 15 minutos que dura el trasiego de paseo de sus propuestas sobre la alfombra en tono plata.

Fueron un total de 10 diseños, claramente inspirados en el art decó, los que pisaron la moqueta gris de Sevilla de Boda. La fragilidad de tonos, la evocación a la época griega, que se suma a ese aire artístico que os he nombrado y que impregna toda la colección, junto al minimalismo geométrico del que hace uso, reflejan el estilo en el vestir de aquellos primeros años del XX, la década de los 20.

Su desfile comenzó con un vestido largo, de los que acarician tobillos, tónica general en su colección, pues ha realizadoo unos diseños enfocados, sobre todo, a fiesta e invitadas de boda de tarde. En él, recurre a un básico elegante que nunca falla, la superposición con escote uve, dejando que una abertura solapada mostrara la pierna al caminar. Y cuyo patronaje no marca, fantástico pues para estos menesteres sin preocuparnos de michelines.

Elemento que vuelve a repetir en este otro dos piezas, atemporal por cierto, de esos que tornarán imprescindibles entre tus favoritos. Y que veremos de nuevo justo al final del desfile, en la novia con la que cierra que comprende todos esos ingredientes que delatan su fuente creadora.

En este vestido de novia, emplea esta superposición de tejidos en el vuelo. Lo hace disponiendo las piezas en forma de pétalos redondeados y simétricos, que reposan unas sobre otras, al igual que los lados del talle, creando a la vista doble vértice, por cada abertura del diseño. Y todo en un patronaje que, de nuevo, no ajusta sino que reposa sobra la silueta para insinuarla, aportándole ese aire romántico y bohemio inherente a toda novia.

El cuello caja es otra de sus definiciones textiles que maneja con pulcritud para alargar una figura en un vestido tubo, totalmente recto desde el pecho, a lo corte imperio pero sin serlo. Dejando que la sobriedad de líneas se sonrojen con alguna que otra transparencia brillante, sólo donde allí lo permite una opción comedida.

Desprendiéndose de este recato en el siguiente estilismo, es el nuevo negro el que dibuja con descaro cada ese femenina, contrastando esa parquedad delantera con la sorpresa en espalda. Pues le coloca escote que acaba justo donde debe, rozando fronteras, para iniciarse de nuevo unos cuantos de centímetros más abajo, en una abertura central de las que obligan a fijarse.

En los siguientes estilismos para invitadas perfectas, fue el rojo, o más bien coral, quien tintara dos diseños de cuello barco que algo más en horizontal, decorando de nuevo por detrás y jugando con capas que se agarran con broches a la cintura.

Hubo más siluetas marcadas en las que el bicolor se encaja como en un puzzle, junto a un asimétrico que se conjuga con capa en cuarzo rosa, como si de una toga de senador romano se tratase, postulándose ambos como ese tipo de vestido que provocan el giro de cabeza al pasar para verlos mejor.

Tras ellos, sus novias. De una ya te hablé. De la otra merece la pena pararse un poco a admirarla y leerla, porque pocos estilismos para novias de pantalón podrás ver que te gusten. Éste, como dirían muchas, ‘no tiene nada’ y lo tiene todo. Es un capri con encajitos en los bajos, puños y cuello, con esas manguitas algo elevadas en hombro, que para eso estamos viviendo un revival continuo de los 80. Y todo acompañado de una capa que se abraza a la cintura y que aporta ese toque ceremonioso al estilismo.

Así es la invitada perfecta de Belyca. De gustos suaves, moderados y sin barroquismo. La sencillez en líneas y tejidos algunas veces sorprende con el empleo de estampados, pero no por diversidad de tonos, pues sigue manteniendo la uniformidad colorista del estilismo. Es su apropiado manejo de los eternos y básicos recursos textiles para cuellos, escotes y aberturas delanteras y traseras, lo que hace que sus invitadas de boda destaquen con un glamour adecuado, sin excesos ni estridencias. Sin duda, ha sido todo un descubrimiento poder conocer en movimiento sus propuestas de temporada para invitadas perfectas en la última edición de Sevilla de Boda. Se agradece la sencillez que aporta con sus costuras. ¡¡Ganas de saber más sobre su manera de diseñar y sobre lo próximo que le ronda el pensamiento!!

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