La tarde del domingo, la última de We LoveFlamenco, tenía espacio para un desfile compartido diferente, de esos en los que no sólo se comparte hora y lugar, sino también trabajo pues la colaboración entre las tres se palpa, además de ser la síntesis perfecta de todo lo que se puede ver en una pasarela flamenca: trajes, complementos y mantones bordados.
África Camacho ejerce de nexo de unión entre Inma Torres y Manuela Romero, pues con sus pendientes, peinecillos, cinturones y flores complementa los diseños de ambas. Sus piezas se realizan sobre base de madera, así que pesan poco y no estorban en esos giros de cabeza para mirar a un lado o a otro.
El desfile, el de Inma, Manuela y África, comenzó con artesanía bordada a mano, de la que ya va quedando poco y se torna en lujo poder verla, cuanto más tocarla. Esa que tiene sonido propio, el de la aguja que atraviesa el tejido tenso para formar, puntada a puntada, color a color, el dibujo marcado en la seda. Seguro que el Salón Real no es la primera que vez que ve mantones bordados a mano, pues en tiempo era una pieza imprescindible en el atuendo femenino que se usaba entonces como hoy lo haríamos con una chaqueta, pero con la singularidad que aporta la seda flecada.
Para el flecado de los mantones que presentó Manuela Romero, pudimos ver, sobre todo, dos diseños de enrejado, uno más sencillo y otro donde los nudos y la densidad de hilos se multiplicaban, eso sí, con unas barbas de unos 50 centímetros que le aportan peso al mantón y le dan armonía al movimiento.
Además de los estampados clásicos de flores, faisanes y chinos, en los de Manuela Romero te topas con mariposas, abanicos y cualquier bella flor que imagine, ya sea en diferentes tamaños ya sea en distintos momentos de floración.
Uno de los primeros en irrumpir en el salón lucía el poco visto abanico bordado, en una escala de colores tierra con su correspondiente gama tonal, la que tanto ayuda al degradado de color y que aporta volumen visual al dibujo.
Y eso sí, con cada mantón pendientes y flores al tono de África Camacho.
Inma Torres: colección Albero y Azahar
Tras los mantones tocaba el turno a los vestidos de flamenca. Para Inma Torres, Sevilla huele a ‘Albero y Azahar’ y hace uso de su destreza en costura para expresar cómo la siente en primavera. Así colores como amarillo y beige tintan parte de su colección, junto a pinceladas en rosa para embellecer a sus flamencas.
Los lunares se codean con el jacquard estampado y el raso de lycra, imprescindible éste último para ciertos menesteres feriantes que, ayudado por el patronaje, facilitan sentarse en una silla, abrir el bolsillito escondido, en el que suele caber más que en el bolso que llevamos a diario (cuestión de prioridades), colocarse las medias o, simplemente, correr detrás del peque antes que se pierda entre los volantes. ¡¡¡Gracias Inma por facilitarnos la vida en cierta semana de abril!!!
Con los tejidos de tonos suaves y estampados monocolor convierte a parte de sus diseños en los candidatos perfectos para postularse como fondo de armario flamenco y al que sacar mucho rendimiento, pues son verdaderos lienzos en blanco para casi cualquier color con el que quieras combinarlos. De esta manera, te facilita el encuentro de los complementos deseados en los tonos que más te favorezcan y el cambiar cada año para no aburrirte nunca de ponerte, de nuevo, el mismo vestido.
El pantalón también tiene su sitio en la colección de Inma Torres, prenda a la que se le está adjudicando vestirla en el Lunes del Pescaíto y que necesita que la veas con otros ojos, ésos con los que miras al resto de la moda, pues se presentan como una alternativa a eventos fuera del calendario feriante en los que resulta más que adecuado lucir lunares, volantitos menudos o flecos colocados al hilo. Inma Torres los combina con transparencias de carruchas que recorren el pecho o con cuerpos de manga corta emulando un capote torero, de los que besan el albero de La Maestranza.
Junto al dos piezas de pantalón, el estilo setentero que ya hemos visto influenciar otras colecciones también se aprecia en la de Inma Torres, pero sólo en la falda, donde los escotes cerrados en redondo, tanto por delante como por detrás, los volantes al hombro y las tablas abrazadas con flores a la cintura trae al siglo XXI la falda del último tercio del XX. Es uno de mis favoritos de todos los vistos en We Love Flamenco 2015.
De la misma manera diseña el cortito estilo Marisol, en el que sólo deja que esos años determinen el largo del vestido y el vuelo de la falda, detalles imprescindibles para que evoquen pero sin entorpecer su manera de traerlos a la flamenca del 2015, diseñando el resto con su coquetería comedida y elegante.
Inma Torres no es de volantes en un sólo estilo, por lo que igual que te topas un trío de vuelos subidos en paralelo, te das de bruces con una falda repleta de ellos hasta la cadera o, simplemente uno de suave ondulación marcando el final del vuelo como puedes encontrar entre los que diseña para la noche.
Sus diseños con los que vestir las horas sin luz natural bien deben y resultan obligado tenerlos a mano el resto del año, por aquello de una posible boda u otro acontecimiento donde el largo hasta el suelo y glamour en el diseño se requieran. Bien podrían inspirar colecciones, como las que ya se están viendo, de firmas internacionales que vienen hasta aquí para beber de nuevas fuentes creativas y diseñar sus propias flamencas de pasarela a lo Dolce & Gabbana. Así, en sus vestidos de flamenca nocturnos los puños se ajustan a las muñecas, los volantes se colocan en los hombros y rematando el largo, dejando atrás al caminar la típica abertura por encima de la rodilla que facilita el paso en un vestido de flamenca que quiere ser un vestido de noche entallado pero sin serlo, pues necesita del vuelo del traje de lunares.
Este año Inma Torres, Manuela Romero y África Camacho vuelven a We Love Flamenco, a la misma hora y en el mismo lugar, cambiando sólo la fecha: 17 de enero a las 18.30h en el Salón Real del Alfonso XIII. Te aconsejo no perderte la experiencia de deleitarte con los distintos sabores de la moda flamenca, de su convivencia y de la manera de combinarse al modo que ellas lo hacen.