Es de esos posts que piensas que deberías haber escrito hace tiempo y te das cuenta de ello cuando, repasando el material que tienes adviertes la calidad del mismo. Aquí bien se puede aplicar el refranero popular, pues, a veces, los árboles no dejan ver el bosque, aunque, haciendo uso de nuevo de tan sabia fuente de sabiduría, ‘nunca es tarde si la dicha es buena’. Podría decirse que me ha pasado algo parecido al teniente de la marina Pinkerton en el tercer acto de Madame Butterfly de Puccini, pero sin el sentimiento de cobardía, haciendo frente al hecho que debería haberlo escrito antes y no ahora.
Os presento a Antonio Gutierrez, diseñador de moda flamenca, y a colección Madame Butterfly, ante quienes vuelvo a mostrar mi admiración. Hace ya un tiempo caí rendida ante semejante aguja en el Desfile por el Centenario del Parque María Luisa. Esa bata de cola repleta de flores o las que salpicaban espalda y pecho con transparencias, son sólo pinceladas de parte de su colección flamenca 2014 bautizada como ‘Generalife’.
Pero de ella ya hablé en su momento, ahora toca hablar de su colección de flamenca para el 2015 bautizada como ‘Madame Butterfly’, en la que se acompaña de los complementos de la firma Aralba Verdú.
Con él, con Antonio Gutierrez, no hay traje de flamenca rojo feo. No existe este adjetivo en el vasto repertorio de apreciaciones a utilizar para designar sus trajes en tono carmín.
Aquí desaparecen los clásicos escotes uve o cuadrado, para dejarle espacio a los propios de otras costuras. Con elegancia da vida, en tono flamenco, a un palabra de honor asimétrico, contorneado por obi o cinturón típico japonés atado a un lado, sumándose a una larga fila de botones forrados al tono que recorren el talle hasta toparse con los volantes.
Su colección, de clara inspiración en tierras niponas, son de esas donde la vista juega en cada traje y se pierde en los detalles, porque así quiere hacerlo, porque no se cansa de mirar y remirar, de disfrutar con lo que ve.
Las lazadas o cinturones anchos que marcan la cintura, la manera de atarse y disponerse, las mangas con descarada evocación al kimono japonés, los cuellos mao, el escote de solapa que se cruza de un hombro a otro, rematado con aplicaciones de pasamanería y flecos, son elementos que en algunos de sus trajes sirven para insinuar las referencias en el diseño y, en otros, simplemente se muestran a la vista de todos para sentar evidencia.
Eso de integrar con elegancia y gusto tejido y corte japonés con falda flamenca, sin romper la armonía, y dejarse conquistar por las vestimentas samuráis para, a modo de petos, añadirlas sobre lunares y volantes, sin duda representan todo un desafío para quien diseña y, aún más, para los ojos de los puristas en cánones del vestido de flamenca.
La propuesta de Antonio Gutierrez es una corriente refrescante de nuevas ideas que se pasearon por la pasarela de SIMOF en esta edición 2015, de esas que dejan buen sabor de boca señalando la multitud de posibilidades que ofrece el traje tradicional sevillano.
Para la noche imagina a la mujer menos oriental y más flamenca, con alguna que otra transparencia osada a cada lado, parcelada con asimetrías de formas geométricas que ayudan a dibujar el contorno feriante.
Complementos flamencos de Aralba Verdú
Los aretes y pendientes XXL de Aralba Verdú se cuajan de pedrería al tono sobre metal dorado envejecido, guardando consonancia con las pequeñas orquídeas que decoran la cabeza y que se acompañan de medallones con flecos o kanzashi, esos característicos adornos de pelo japoneses, donde el adorno central, del que caen flecos flamencos en vez de flores, combina en consonancia con los pendientes.
Sus complementos consiguen añadir, dar el toque que piden y necesitan los trajes de Antonio Gutierrez, sin restar protagonismo al vestido de flamenca.