La sencillez de lo exótico en la nueva colección de María Amador
Con Huqul Alqatin, nombre de la nueva colección de novias de María Amador, se vuelve al origen de las cosas, a la pureza de las materias primas y a los beneficios que aportan, bordando con encajes de hilos de oro la sencillez de lo exótico porque parte de su atractivo, ése que derrocha María Amador cuando imagina vestidos, radica en esa simplicidad de líneas que usa para marcar sus siluetas seseantes y sugerentes en estilismos que, difícilmente, pueden pasar desapercibidos aunque la mirada se despiste.
Ha sido el algodón la fibra textil que ha seducido a María Amador como ya lo hiciera hace 700 años a su llegada a Al Andalus, para hacer de él, de esos campos cultivados en el norte de África que un buen día el viento trajera hasta aquí, la inspiración que recorre toda su nueva colección para novias.
Fiel a su fuente de ideas, ha viajado hasta Marruecos para atesorar todos los tejidos de los que ha llenado sus maletas y que ha utilizado en estos nuevos vestidos de novia haciendo, de esta colección, una mezcolanza exquisita de culturas. Una amalgama ordenada y coherente en la que la tradición marroquí en la vestimenta de novia en una boda se deja invadir por ciertos elementos aflamencados, y no aflamencados, que emplea María Amador entre sus costuras y patrones.
Así como son dos páginas de un libro, en el que una prosigue a la otra o la antecede, lo mismo da, María Amador consigue unir con armonía estos dos mundos bañados por las mismas aguas, las del Mediterráneo. Redundando en esos elementos singulares propios de los distintos vestidos que una novia marroquí suele usar en sus tres días de boda. De ahí la abundancia de las mangas semitransparentes con líneas bordadas que resaltan para entrecruzarse y desembocan en puños con encajes brillantes.
Iguales que los que rematan los bajos y las espectaculares mangas a lo medievo de este diseño que presentó en la última edición de Sevilla de Boda, pasarela en la que deleitó a ojos expectantes e inquietos y supo, muy correctamente, continuar ese hilo que comenzó a urdir en el certamen la anterior edición de Sevilla de Boda, la del 2017, en la que fue premiada Novia del Sur con un diseño en el que se incluía turbante y un abrigo capa con larga cola que poseía claros aires nómadas y desérticos.
Respecto a escotes no hay ninguno que se le resista, ni que falte en su catálogo de creaciones. Desde el ceñido al cuello hasta el generoso en uve, sin olvidar el que deja hombros al descubierto y el que dibuja un cuadrado, siendo éste, precisamente, uno de mis favoritos, por la suavidad y delicadeza que desprende el diseño en el que se enmarca, rematado con un volante que va acariciando el suelo al andar. Y en el que se puede tocar con los dedos la belleza de la dulzura, lo único y lo efímero que conlleva ese halo de romanticismo que rodea a toda novia.
Su lado flamenco siempre pesa y se hace notar en sus diseños. Esta vez no iba a ser menos. Lo ha dejado pasearse por varias de sus creaciones haciendo uso del clásico canastero para vuelos en seda y tul, naciendo el primero en la cintura y vistiendo hasta los pies. Dejando para el segundo que se dibuje un ladylike que se combina con acierto con un tejido de de transparencias con relieve de línea sencilla y manga ceñida pero complicada.
Siendo el tercero mi perdición, mi ‘por favor, me casaría con él’, porque me tienta incluso para tardes de verano este delicioso plumeti de moteado dorado y corte imperio canastero, aunque comience un poco más arriba, que resulta ser parco en detalles porque, verdaderamente, no necesita nada más. Porque el minimalismo elegante de María Amador es así… Sencillo y complicado, glamouroso y tremendamente poderoso.
Lo cual puede verse a lo largo de todo este ramillete de caprichos nupciales que ha imaginado para las novias del 2019. Bajo ese prisma exótico marroquí, pero preponderando los gustos de este lado europeo, ha imaginado también otros atuendos para novias que caminan de la mano de las tendencias, las cuales interpreta según su manera de ver moda. Así boceta varios estilismos de novias de dos piezas, en los que unas veces se libra de la cola, quedando un vestido de novia similar a los de noche de gala, y otras, simplemente, son la composición del look, como este abrigo de broche a la cintura de avispa desde la que se abre la cola y deja entrever que no cubre falda sino pantalón pitillo.
Otras, simplemente, es falda midi y top de mangas largas, influenciada en la línea crop top para novias coquetas y algo más atrevidas que, últimamente, pueden verse en las diferentes colecciones nupciales.
Hasta un total de 3 diseños en esta línea ha incluido María Amador entre sus Campos de Algodón. A este diseño, en concreto, se describe con un doble escote delantero que se abre, tímidamente, tras rebasar una cintura alta y se enfoca de nuevo, tras entrecruzarse, hacia el cuello.
Mismo juego también aquí, pero con la ayuda de la transparencia de la seda, que hace en este look de vuelo tableado y bordeado de encajes un original vestido de novia de caída dulce.
Y todos bajo el amparo de una colección que muestra la versatilidad de María Amador, ésa a la que ya nos tiene acostumbrados, consiguiendo sacar todo el jugo que puede de los tejidos que llegan a sus manos para que respiren con un esplendor sin parcelar. Con en esa concordancia imprescindible y fundamental entre boceto y vestido, ésa que perfecciona cada detalle del resultado final. Y que se adivina en cada uno de sus diseños, siendo éstos una muestra de lo pormenorizado de su trabajo, de su manera de hacer moda y de la forma en la que gusta vestirnos. ¡¡¡Gracias María Amador por estas delicias para dar el ‘Sí, quiero’ en este 2019!!!