Se vuelve, por tanto, un ejercicio imprescindible el recordar cómo era eso de vestir un traje de flamenca, de saber qué se siente al moverlo y de deleitarse viendo cómo sus vaivenes van dibujando ondulaciones de un lado a otro al caminar. Hay que retomar esas bellas costumbres y revivir esos pequeños instantes que le rodean, como cuando de pequeña girabas una y otra vez, para ver cuánto vuelo tenía y, ahora, confiesa, lo sigues haciendo y a veces sin que te vean. Momentos que se escribirán, una vez más, en este 2022, o al menos la portada ya casi montada de la Feria de Abril lo predice. Hace tiempo que un textil rizado con lunares no se pasea en todo su esplendor bajo el cielo azul de Sevilla y eso debe formar parte, de nuevo, de la rutina de la ciudad en primavera.
Así, los nuevos trajes de flamenca de Aurora Ruíz pisaron el Barrio de Santa Cruz y alrededores, sin albero, pero con piedras, sin casetas de toldos de colores, pero con ventanas enrejadas de geranios en maceta, sin rebujito ni palmas al compás, pero con flores al pelo y coleta flamenca. ¡¡Así, tal cual!! ¡¡Y no hay mejor manera que se nos vaya haciendo el cuerpo a lo que viene que sevillaneando!! O, en otras palabras, dando un paseíto de volantes por el Barrio Santa Cruz.
De sevillanas maneras, por tanto, y con el empleo en abundancia del color, con el permiso del negro, se conforma ‘Renacer’, la nueva colección de moda flamenca de Aurora Ruíz. En la que por cierto, el uso generoso del color se debe a esos cambios de rumbo propios del proceso creativo, a veces surgidos minutos antes de decisiones claves para la planificación de la colección. Gracias a eso, a una decisión de último minuto, se ha tintado con tanta luz y esperanza cada uno de los nuevos diseños en esta colección cápsula.
Es de esos giros que bien te definen y personalizan cada creación, propiciando, entonces, que los nuevos ‘volantes aurora’ tengan su impronta más que nunca. Esa parte del alma de la que, sin pretenderlo, se impregnan sus volantes mientras se cosen y cortan.
A pesar de ello, todo este arco iris nace del negro. De este punto de partida en el que se reinicia todo. Recuerda que en 2020 nos pausamos, no fue un hasta luego ni un hasta pronto. La incertidumbre reinaba y nos quedamos esperando a no sabemos muy bien qué. Estas sombras y miedos las ha rememorado Aurora Ruíz en el negro.
En negro despoja hombros de lunares y volantes de puños, derrochando vuelos de topos en el talle, bajo, por supuesto, para recrearse en la silueta clásica en flamenca a la que sólo le complementa un par de claveles en rojo pasión.
De este ónix se pasa al contraste absoluto, al rey de color en flamenca. Al rojo. Al que patrona setentero y acorta mangas, sin más, sin complicaciones. Le rige un clásico escote uve por el que se despliega ese vuelo ‘bien colocado’ y en el que se adivina, sutilmente, los lunares al tono que inunda el tejido. Y todo dispuesto en esos cortes verticales, que complican la aparente sencillez del patronaje, rematados con vuelo canastero, denominador común en, prácticamente, todos sus ‘renaceres flamencos’.
La exposición de color continúa con un binomio tonal básico y clásico desde hace varias temporadas en flamenca, como son el fucsia y el naranja, o también llamados buganvilla y mandarina, si así te gustan más. Aquí ha querido representar Aurora Ruíz ese renacer con contradicciones, con esos sentimientos encontrados que te hacían subir y bajar de la noria constantemente durante todo este tiempo, buscando un equilibrio ya encontrado.
Para este diseño, de nuevo opta por el vuelo canastero, pero aquí en talle bajo, acompañado de puños desnudos de volantes y un escote de pico. El lunar se adivina, pues para esta colección, todos los tejidos llevan el moteado integrado al tono, ya sea en jackard de brillo o mate, o bien al contraste con el blanco, si se trata de las enaguas para las que ha elegido el organdí. Un tejido clásico en flamenca, ligero y con cuerpo, que salva al diseño de los inconvenientes del uso del tul para estos menesteres. Cancán que, por cierto, asoma un poquito, como a la diseñadora le gusta para sus creaciones, guardando sintonía con las carruchas que se ven y sobre las que reposa el vuelo del traje de flamenca.
Del bicolor, al buganvilla, al que le da protagonismo casi absoluto, dado que integra algo de naranja y verde. Colores también de la colección y que aquí los sitúa alrededor del escote, para el que las mangas son sencillas y el volanteo versa en modo canastero, jugando, esta vez, con el tamaño de las piezas entre sí para conseguir, igualmente, ese estilismo perfecto como básico de armario feriante.
Aquí también deja que los volantes que aúpan el vuelo de lunares asomen un poquito, para destacar de ese fondo arbóreo, gris y pétreo, cargado de fuerza y contundencia. Se trata de un ficus de la variedad de higuera australiana de Bahía Moreton, cuyo porte majestuoso empezó a engendrarse en los Jardines de Murillo allá por la exposición del 1929, Y que parece querer decirnos cuánta resilencia y capacidad nos asombraría que tenemos para superar las adversidades. También llamada supervivencia, en resumen, que no es poco.
Y para él, ha reservado su vuelo de capa con volantito en costura, donde la manga se complica, abullonándose en un volumen comedido que recuerdan a esas manguitas farol que ya se tomaran para la flamenca allá en los 80 del vestir rociero y que, ahora, vuelve a la flamenca del XXI.
Y todo en sintonía con ese escote corazón, más propio de novias que de flamenca, del que ya se han apropiado varios creativos de lunares y volantes, entre ellos Aurora Ruíz. Que ha demostrado su destreza para integrarlos entre lunares y volantes como si siempre hubieran estado ahí. Lo cual demuestra cómo su creatividad en flamenca no se parcela, añadiendo a capricho y con elegancia, elementos de moda en sus estilismos flamencos.
El resultado de esta colección ha venido orquestado por la idiosincracia de una colección inesperada y entre amigos, por un lado, y muy ansiada y con ganas que se luzca por El Real, por el otro. Este año está marcado por el ya y el ahora, pues hemos aproendido que las circunstancias que nos rodean mandan y que todo cambia de un momento para otro. Por esa razón aún imperan demasiado como para ignorarlas. Aunque, como ya se sabe, esa luz al final del túnel ya se ve tanto que ciega.
Hay ganas que así sea y eso queda bien plasmado en ‘Renacer’. Tanto con el derroche de color, que evoca esa alegría y resurgir con impetú de todo aquello que quedó en estado latente, como con el sosiego innato del verde, que representa esa esperanza a veces perdida, pero también esa calma y temple que nos recupera de la adversidad, por lo que no deja de ser vibrante ni de perder fuerza.
Así es como se tintan 5 diseños que bien definen los sentimientos y deseos de Aurora Ruíz para este 2022, que son también los tuyos, los de ellos y los míos. Pues después de casi desaprender lo que es vestir de flamenca y todo lo que conlleva, éste, ahora es nuestro momento para volver a sentirnos flamencas, para enfundarnos de nuevo en un traje de lunares y volantes y moverlo sin parar, a nuestro antojo. Hagámoslo, ¿no te parece? Ya toca. ¡¡Las flamencas han vuelto!!