Sus recuerdos y vivencias en este lugar, junto al olor a jara, claveles, azahar, lavanda, lirios, arrayanes, jazmínes, rosas y hasta orquídeas y tulipanes, propios de la zona, son los responsables del aire que da a sus flamencas. A las que renueva incluso en el estilo que le define, pues para este 2023 ha aumentado volumen y, quizás también, ha hecho uso de más elementos de moda que nunca.
De hecho, comienza su presentación de colección en SIMOF (Semana Internacional de la Moda Flamenca) jugando con encajes, vistiendo al talle con pocas costuras, prácticamente inapreciables. Lo cual es toda una lección de maestría por su parte. Y es que aquello de curtirse en moda primero para aplicarlo en flamenca después da para mucho, tal y como demuestra Beatriz Benítez en cada puntada.
Y podría hacer una lista, larga, a pesar de ser una colección pequeña, de todos esos elementos de moda que tan bien maneja, pero perdería el aliciente que supone ir descubriéndolo poco a poco. Por lo que, mejor sigamos conociendo cada uno de sus diseños en los que, si te animas, podrías intentar tú adivinar cuál será ese ingrediente de moda que usa.
Así, para el siguiente diseño, claro ejemplo de esa opción por aumentar volumen, la falda evasé de abertura interminable, se acompaña de asimetría en hombros, para manga globo a un lado en tono fresa vibrante y manga sencilla al otro moteada en negro para un cuello Perkins, muy poco visto en flamenca, por no decir nada.
Como ocurre en este otro diseño, en el que el talle es una deliciosa silueta lápiz para la que bien podría haberse inspirado en esos diseños de fiesta cargados de glamour que surgieron en los años 30 del siglo XX y que establecieron los patrones para este tipo de vestidos desde entonces. De hecho, la gran mayoría de estos trajes de noche, si no todos, surgieron entonces.
También toma las hombreras de entonces, que volvieron a protagonizar indumentaria en los 80 a todas horas, y las aúna bajo el foco de la moda flamenca. Drapea, como en los 30, el cuerpo hacia un lado y en cintura. Pero lo hace en ondulaciones que puede armonizar con el seseo de volantes con carrucha en fucsia vibrante, ésas que aúpan el vuelo de capa al bies que reposa sobre ellas y permiten que éstas asomen.
Estos cortes de volantes en el vuelo se repiten en este otro, que guarda el contraste de tonos verde wasabi y rosa fucsia, colores imperantes en, prácticamente, toda la colección. Para este traje de flamenca, opta por un corsé, baja el talle y coloca volantes al hilo, a los que acompaña de vuelos en organdí bitonal, wasabi y fucsia.
De estos tonos vibrantes, salta a otro en tendencia, el azul añíl. Y lo emplea en un dos piezas, cuyo protagonista habitual, la torerita, se convierte en un buen segundo plato, donde se erige como primero y postre una, para nada, sencilla falda. La colocación de volantes es la clave en este diseño, donde la anarquía ordenada acapara miradas, siguiendo ese milimetrado enroscado de volantes que emboba a a la vista.
Así, fiel a su estilo, consigue un volumen de falda sin, realmente, ocupar el espacio que le rodea, dando forma así a su propia sirena flamenca. Propuesta, por cierto, perfecta para aquellas quienes desean pisar la Feria de Abril, en una opción más comfy y menos encorsetada.
Siguiendo este reguero de elementos en moda que aflamenca Beatriz Benítez, toca nombrar cut outs. Esos cortes en diversas zonas del traje de flamenca que, precisamente en ella, no constituyen ninguna novedad. Todo lo contrario. Es una característica que le define, pues ha hecho uso de ella desde sus inicios. Quizás ahora sea más osada, dejando a la vista zonas más amplias de piel para hacer del diseño un puzzle entre ésta y el tejido. Por ejemplo, la cintura aquí no la marca el diseño, ni tampoco la resalta el azul eléctrico, flores ó lunares. Será el propio cuerpo, la piel, el que la tallando el vestido como si de una escultura se tratase.
Vuelve a imaginarse aquí los volantes de otra manera, en un volumen comedido, porque lo convencional no le define, ni debe. Todo ello, se ve multiplicado con esa habilidad innata que posee para hacer del cuello un escote lazo que sólo he visto esta temporada flamenca en su colección y incluye en el diseño con esa delicadeza cuidada que le caracteriza.
Pero no sólo vestidos ha imaginado para esta temporada. El pantalón también forma parte de sus propuestas, sobre todo para esos momentos feriantes de índole más cómoda e igual de elegante. Al ser una firma de detalles delicados, de imaginar sin prisas cada diseño exclusivo, con ese mimo que emplea la alta costura, las complicaciones en esta prenda surgen sin esfuerzo, como pueden ser los ‘sobre pantalones’ que hacen ese efecto tattoo en las perneras.
Selecciona para esta prenda un encaje de grandes flores aisladas entre sí, que coloca sobre un verde wasabi para ese engaño a la vista de tejido estampado, cuando no lo es. Una vez más pone el foco en un punto desacostumbrado. Aquí, en aquel que se alarga de cintura a pies, a pesar de la prenda para el cuerpo. Se toma su tiempo, casa motivos a un lado y otro de las costuras e imagina estos pantalones, que combina con crop top de volantes de capa a modo de mangas cortas y en consonancia de colores.
En su otra propuesta pantalón, repite el encaje sobre tejido, pero esta vez para un corpiño en el que se coloca a capricho con la vista puesta en un resultado concreto que roza la perfección. Además, consigue que resalte gracias al negro absoluto que usa en este pitillo de lazadas discretas en tobillos. Otra coquetería más que incluye una tendencia, como son los lazos, y, a la vez, rememora esos looks propios de los 70.
Para cerrar su repaso a la nueva colección, reservó un impactante e inolvidable vestido en el que, de nuevo, sin costuras y en transparencias plumeti imagina el cuerpo con un nuevo escote, de todo punto diferente para flamenca, basado en un palabra de honor cortado en el centro. A ello se une su inquietud con el vuelo, que aquí se erige con fuerza como fundamental en sus diseños, y que transforma en un doblete de volantes de capa, dispuesto en un largo mini, muy mini, por delante que realzan las exquisitas sandalias de Eva Castilla, como también han dado ese toque básico para un completo look flamenco los pendientes y peinecillos de Paseo de Albero y la colaboración de Rocío Chia.
Un diseño que representa muy bien ese traspaso de la flamenca que le permite agarrarse a ambos mundos, el de la moda y el de los volantes. Es así como se produce la evolución que marca a este traje regional, al traje de flamenca, durante todo este tiempo. Se deja llevar por la moda y adopta sus tendencias para embellecernos cada temporada. De hecho, nos permite asociar la época con el diseño del traje, pase el tiempo que pase.
Mentes creativas como las de Beatriz Benítez están llamadas a ello. A proponer sobre esa evolución, a marcar el camino y las pautas que la nueva flamenca, la del XXI, está destinada a seguir. Su corta trayectoria profesional le ha sido suficiente para introducir, con éxito, novedades en flamenca, ésas que enriquecen al diseño en particular y al sector de la moda flamenca en general, marcando así la diferencia respecto a lo que suele ser habitual en flamenca. Y que en Beatriz Benítez suele ser el hilo conductor de sus colecciones. De hecho, si quieres comprobarlo de primera mano, te aconsejo visitar ‘A tu vera Pop Up’, en la calle Cuna, en Sevilla.