Traje flamenca estampado de Angela Campos

Ni estampado, ni de flores y mucho menos en naranja y amarillo. Jamás me ví, ni creí poder verme, ni con este tipo de textil ni tampoco en el tono que evoca al Sol, el amarillo, color al que no le tengo mucho aprecio y que más bien, al igual que los toreros, evito. Éste, el causante que haya cambiado de parecer, es un traje flamenca estampado de la colección Sensaciones que Ángela Campos presentó en su reaparición en pasarela este año en We Love Flamenco 2015.

¿Cómo es posible que haya tenido que ser Ángela Campos quien consiga verme con estos colores? ¿Cómo es posible que no tardara ni 2 minutos en convencerme? ¿Cómo es posible que ansiara por vestirme con él? ¿Cómo? Aún sigo sorprendida de haberlo llevado puesto, de sentirme bella y única.

 

Si soy sincera cuando me lo dio para que me lo probara pensé que, bueno, aunque no me gustaba tampoco perdía nada por ponérmelo y como, además, Ángela tenía ganas de ver cómo me quedaba, ¿por qué no? Cuando subí ese peldaño para observarme al completo y me giré hacia el espejo…. ¡¡Cada vez abría más y más los ojos!! No podía creer lo que estaba viendo. No podía asimilar que me gustaran no sólo el diseño y el corte, que ya me encantaron cuando estaba colgado en la percha, sino el estampado. ¡¡Embobada quedé!! La alegría y luminosidad que aportaba al rostro, la presencia contundente, de esas que no pasan desapercibidas, y lo favorecida que me veía. Este traje de flamenca lo tenía todo. Realmente me quedé sin palabras, al menos sin todas las que ahora he sido capaz de escribir.

El vestido es ajustado al talle, marcando con descaro, de media espalda descubierta, en escote cuadrado para volverse en uve por delante, rematado todo él por una pieza de hilo dorado, que recorría también la manga, ajustada hasta la muñeca y decorada después del codo con volantes en picos, como los de la falda al hilo. El diseño de este traje es de los que están prohibidos acompañarse de mantoncillo, taparía la mitad del jardín de flores además de ser un menosprecio al diseño.

Complementos de flamenca para un traje estampado de flores de Angela Campos

Lo cierto es que si añades sólo una flor para el pelo ya te podrías dar por vestida de flamenca. Pero este traje pedía a gritos que la mirada se perdiera por todos los rincones posibles. Y como al cuerpo no se le podía poner nada, o casi nada, me quedaba la cabeza, que iría repleta, como marcan las tendencias flamencas de este año, de flores y peinecillos, sin quitar protagonismo a los pendientes.

Las flores, de Charo Padilla, combinaban los tonos morado, mandarina y limón del traje, salpicándolas en oro, a juego con pequeños peinecillos de rosas y un pequeño ramillete sembrado en el nacimiento de la coleta. Más peinecillos, éstos de Artepeinas, de rosas anaranjadas arrancadas del traje y al otro lado contrastando, y dando ese toque chic, una peina ancha, de perfil grabado, a juego con un par menudo que enmarcaban a otras de Paseo de Albero, en un soutache suave, aterciopelado, delicado y sin defectos, decorado por piezas facetadas y pequeños abalorios.

Los pendientes, unían sencillez y barroquismo en flores, para no perder la armonía con el resto del traje de flamenca, destacando de sobremanera, los mires por donde los mires, a juego con anillo XXL para que el talle se decorara con un toque aflamencado, integrándose en el jardín que le rodeaba. Ambas piezas sólo podían salir de las manos de Marga Macías.