Vandelvira, nombre curioso y tremendamente atractivo que, cargado de historia, Victoria García escoge para bautizar su nueva colección de moda. Algo que no es de extrañar, pues el entorno que rodea a la diseñadora propicia que la inspiración provenga de la tierra que pisa. Rica no sólo en recursos naturales, sino en hombres nacidos allí que la llevaron a vivir épocas brillantes reflejadas en el arte y la arquitectura. Esta denominación escogida por la diseñadora para sus nuevas propuestas, ya apellidó, en el siglo XVI, a un señor llamado Andrés, quién, dicen, lo imaginó.
Por un lado, tomó Van, procedente del holandés, pero sólo para despistar. Y por otro Elvira, tal y como llamaban entonces al barrio judío musulmán de Granada, lo cual sí daba muchas pistas. Pues se piensa que este renombrado arquitecto firmaba como Vandelvira, para evitar problemas con el Santo Oficio por su ascendencia judía. Es más, en su testamento, dejó adjudicado un importe para ofrecer misas a sus padres, de quienes también omitió sus nombres, como ya hiciera con el suyo propio.
Vandelvira no es nacido en tierras de olivos, pero sí adoptado por ellas, pues vivió en Úbeda la parte más esplendorosa de su vida y su final, atraído por el ambicioso proyecto que Francisco de los Cobos, ubetense y secretario del Emperador Carlos V, pretendía llevar a cabo en su ciudad natal, dotántola de Universidad, Hospital e Iglesia, entre otras. Cosa que la vecina Baeza también quiso para sí, de ahí su legado en esta otra ciudad Patrimonio Histórico de la Humanidad.
Este genio de la arquitectura, como ocurre con la mayoría de ellos, fue un adelantado a su tiempo, además de un transformador de espacios góticos y medievos a renacentistas, creando su estilo vandelviriano basado en una ordenación y repartición del espacio simple y equilibrada. Características que también posee la diseñadora de moda Victoria García, capaz de transformarse dentro de su propio estilo, pasando de un volumen desmesurado, que bien sabe manejar a su antojo, a extremos más minimalistas y comedidos, sin olvidar los estados intermedios y permitiendo que las tendencias dejen huella.
Así hemos visto en su colección como desafía a la gravedad con corpiños tableados de escote palabra de honor. El cual ajusta con la ayuda de cinturón sin hebilla que iguala al estampado para ceñir, discretamente, esta pieza al talle mientras reposa ondulante en caderas sobre el vuelo de la falda que imagina con caída delicada, pero con cuerpo.
En una línea similar, pero con hombros cubiertos y sencillo escote uve, diseña vestido largo atemporal en amarillo avainillado con grandes flores en tonos vistosos, contrastando todo en colores cálidos. Creación de gran versatilidad debido a la sencillez, pudiéndolo adaptar tanto a momentos especiales como no tan especiales. Esos que se tercian mucho más a menudo que los primeros, de carácter sencillo, como una salida con amigos, quizás algo más formal, para las que se opta por un estilismo más cómodo, de sandalias planas y pequeño clutch cruzado, quizás incluso de los pequeños, de esos que inventaron sin contar con las medidas de los móviles.
En un estilo algo más serio, difícil de aplicarle otro uso que no sea el de una ocasión especial, idea una serie de vestidos de noche jugando con el nivel más intenso del limón y el índigo. Para el primero, opta por cuerpo de manga bordado de semitransparencia en manga francesa y largo de falda cruzado para permitir abertura delantera tipo pétalo.
Para el segundo tono, uno de los protagonistas indiscutibles de esta colección, pues se ha recreado con este color en varios diseños, al igual que ha imaginado un corte recto, lo ha llenado de plisados tableados. Precisamente una de las tendencias de temporada, con la que ha cuajado de volantes el largo en un corte princesa. Vestido para el que imagina una asimetría que destaca, sobre todo, por la tiranta en guipur que tanto se luce en la espalda.
Pero mi favorito en este azul índigo es representativo de ese extremo minimalista que también posee la creatividad de Victoria García. Es un estilismo perfecto para noches de verano que se me antoja de los que asignamos sin fecha de caducidad en nuestro armario. Así, partiendo de un cuello halter, ha dejado que la fluidez del tejido adquiera una clara inspiración griega, ablusándose en cintura con la lazada que incluye y adquiriendo cierta dosis de glamour por su pequeña cola. Y todo agarrado a esa pieza que aporta al diseño un toque exótico y que deja hombros y espalda al descubierto. ¡¡Simplemente bello!!
En cuanto a los largos midi, los ojos se van, inevitablemente, a este vestido en lila o rosa liláceo, que marca, con una elegancia sutil, toda la silueta al más puro estilo de las divas de Hollywood, para ayudarse del encaje en el escote y de la dulzura de los volantitos en tirantas para plagarse de coquetería.
Una de ellas, combinando encajes y guipur que, colocados estratégicamente, destacan sin necesidad de competir entre ellos. En otras, ha ideado su propio tejido plisado, tableando tul de seda. Y todo para dibujar siluetas, tanto ajustadas como etéreas, protagonizadas por sus recursos favoritos, como son el volante y aplicaciones bordadas. A lo que añade otras tendencias imperantes, por lo que no han faltado el blanco, el plisado y el volante.
Así es cómo Victoria García te imagina. Prendas con ingredientes flamencos, inevitables por su faceta como creadora de vuelos al aire con lunares, romeros y feriantes. Pero suavemente diferenciada de esta línea creativa, que se conjuga con el factor atemporal, lo cual se agradece, pues puedes rescatarlo del armario temporada tras temporada. De ahí algún que otro patronaje sencillo que sabe equilibrar con otros de carácter más vanguardista y complicados, gustando recrear tendencias entre sus preferencias de estilo.
Imágenes de Miguel Machuca cedidas por Victoria García para Acento Artesano