La nueva colección de trajes de flamenca de Amalia Salomón se llena de lunares brillantes, o pailletes, cinturones, diversidad de mangas y estilo rociero. Elementos inspirados en cada una de las décadas más significativas para la moda flamenca.

Aire puro, aquel que necesitamos para existir y ser persona, para fabricar ideas y dar forma a los sueños. El mismo que nos ha ayudado a superar adversidades y renovar los tiempos, aunque antes nos ha faltado en exceso, hasta casi asfixiarnos, sin conseguirlo. Porque la resilencia pesa y ejerce su poder de levantarnos cuando caemos. Teníamos que seguir adelante. No había otra.

Éste es el ‘Aire puro’ de Amalia Salomón. Resilente, beneficioso, fortalecedor y esperanzador. El que respiran sus diseños, de vuelos que nos llenan los pulmones de fuerza y ganas de continuar, mirando al pasado como punto de partida del que aprender para llegar a más y ser mejores. Pues las contrariedades no hunden al aire puro, le impulsan y revitalizan.

Así son cada uno de los nuevos diseños que Amalia Salomón presentó, en un principio, como finalista en Emprende Lunares. Cita con la moda flamenca emprendedora estrechamente relacionada con SIMOF (Salón Internacional de la Moda Flamenca), en donde volverá a desfilar el próximo año con nueva colección.

Hubo que esperar a su paso por la Pasarela Huelva Flamenca para poder ver su colección al completo, dado que en Emprende Lunares sólo pudo llevar una pequeña parte de todo lo que había diseñado para este 2022.

Para el inicio de su desfile en Huelva Flamenca, se decantó por su mini colección verde y azul con pinceladas de rojo y lunares de esos que, con un puñado, ya moteas el traje de flamenca al completo. Y todo en uno de esos tejidos con cuerpo y brillo más propio de invitadas a eventos que de flamencas y que consigue llevarlo al terreno de los lunares y volantes con elegancia y coquetería. Pues tanto los evasés como el setentero, se ayudan de esos detalles que ensalzan y aflamencan, con coquetería, cualquier estilismo.

Además, hace uso de los 80. Década que le inspira para elementos como las mangas jamón, una de las pocas con las que me he topado que guardan, fielmente, esa equivalencia. Así en un corte evasé, las integra, para dejar que los lunares inunden el talle y acompañen a la transparencia de la manga, tendencia que, tímidamente, ha aparecido esta temporada flamenca, sobre todo entre emergentes, y de la que te aconsejo tomes buena nota.

Pero no es la única década presente en sus creaciones. Los 70 también tienen su lugar, como así lo muestra el corte en vuelo de capa desde la cintura y al que se le actualiza con cinturón ancho de hebilla. Y que combina con la falda aupada por enaguas de lunares y cuerpo de flores, textil del que también hemos visto mantoncillos flecados en su colección. Al hombro coloca volantes y los puños los deja desnudos, centrando así la atención en el resto del traje de flamenca.  

Junto a estas flores y lunares, la diseñadora también ha creado en tonos lisos y en ese clásico patronaje atemporal de talle bajo, donde el vuelo se forma con multitud de volantes. Muy de los 90, por cierto, y que en esta temporada se está haciendo ver más que de costumbre.

En ellos juega con los tejidos e imagina el mantoncillo con aires rocieros, realizándolo en el mismo tejido del traje y rematándolo con volante. Volantes que también recorren el talle de otra manera, aquí desde los hombros en cascada para un vuelo de capa bitonal.  

Con los lisos también mezcla flores, a las que no le da un uso principal en su colección, pero recurre a ellas para esos toques de primavera que toda colección alberga. Esta vez toca en una tonalidad rosa densa, sin llegar a ser vibrante, y que mezcla en pistacho y agua, consiguiendo un resultado de lo más flamenco y refrescante.  

Tanto el clásico de talle bajo con un par de volantes, un básico de armario feriante, como el ideado en silueta sirena, sin mangas y generosamente flecada, se presentan como esa dualidad de muchas firmas que imaginan flamencas actualizadas sin dejar de ser clásicas.

Silueta que vuelve a dibujar sin flecos y con más volantes en los tonos tendencia, lilas y morados. Para ello hace uso de un talle con vuelos al aire en degradé, creando así una armonía de color gracias a la combinación que realiza. Para ello, opta por un estilismo flamenco cómodo, elegante y versátil. De nuevo con mantoncillo rociero y cinturón de hebilla como ingredientes principales en lo que respecta a los accesorios para sus looks.

Para esta parte de la colección, hace aparición la asimetría en hombros, elementos del siglo XXI que permite crear diseños frescos e innovadores para esas ferias y romerías con temperaturas más de verano que de primavera. Tan sólo un par de volantes grandes y un ramillete floral, para el hombro vestido, le hacen falta para completar un estilismo cargado de elegancia y minimalismo.

Tras esta gama de lilas, morados y rosas, Amalia Salomón invierte el orden de tonos, dejando protagonismo absoluto al rosa e introduciendo los pailletes en diseños de caída dulce, muy al estilo onubense.

Para uno, elige un par de volantes grandes que nacen donde terminan las lentejuelas de plata y que continúan por la blusa a modo de chalequillo. En los puños anchos de la manga ablusada, se denota inspiración victoriana. Elemento que realza este diseño y que resulta perfecto para dejarse querer por el glamour nocturno en un rosa de día.

En un segundo traje de flamenca de esta mini colección, resulta ser todo un derroche de imaginación. El volante menudo se configura aquí para un talle alto y los lunares, igual que son grandes, también son pequeños o lentejuelas. Algunos de los vuelos al aire van marcados por cinta de terciopelo al tono del morado que, por cierto, también dibuja el talle, señalando hombros. Uno de ellos con volantes, en el otro, la cinta de terciopelo destaca por sí sola.

Curiosamente, tanto esta parte en rosa de lunar morado, como la que vamos a ver ahora en seda negra y oro, fueron las propuestas que pudimos ver en Emprende Lunares.

Sobre el ónix vuela su creatividad, dejándose llevar por todos esos elementos de la flamenca vanguardista. Para estos estilismos flamencos da uso a esta seda o tul semitransparente con lunares dorados, en los que imprime un carácter versátil, sin perder de vista lo que debe ser un traje de flamenca. Para uno, volantes medianos agarrados a la cintura con lazada y asimetría de lentejuelas en negro al hombro, exornado con un par de volantes de peculiar forma.

Para el otro, un escote palabra de honor abullonado sobre un corte impero del que deja que nazca en él un vuelo como si de una bata rociera se tratase y que remata en bajo con un volante, como debe de ser.

Así da cierre a una colección en la que haciendo un recorrido por las décadas más características en moda flamenca, va definiendo su estilo en el que el minimalismo que busca la elegancia, sobre todas las cosas, se encarga de orquestar todos los elementos que la definen y que tan bien sabe equilibrar con la flamenca clásica. Al igual que su preferencia por el estilo onubense queda bien reflejado en la gama rosa, en la que se adivina con claridad todos estos elementos rocieros, que van desde las mangas de volantes cortas y de caída suave, hasta los vuelos, en los que sólo un par de volantes son necesarios para definir ese seseo suave sin enaguas con cuerpo. Y que combina con ese vanguardismo que le atrae, como hace al incluir pailletes, pequeños lunaritos brillantes que convierten en verdaderos caprichos sus diseños.

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