Y digo esto porque no siempre encuentras delicadeza en trazos y puntadas como la que se palpan en sus diseños. La flamenca es de espíritu libre, transgresor y pasional. Es arrolladora, sofisticada y atiende a esa palabra de moda, empoderamiento. Que no es nada nuevo, como ya hemos visto, pues lo poseía la Carmen de Bizet vestida de rojo y ya era usado en la civilización griega a través de su propio vocablo, Meraki.
Meraki es fuerza y poderío en el costureo de volantes que, a veces, choca con esas otras flamencas de naturaleza también empoderada, pero de candidez sutil, de la que te embauca y conquista sin notarlo mientras sus vuelos te susurran al aire. Ambas son flamencas y ambas, también, espejo de empoderamiento de la mujer, en el que tratan de mirarse para alcanzar lo mejor de sí mismas.
Eso es Meraki. El afán de superarse en aquello que se hace con la pretensión de dejar huella, de compartir con otros su esencia, de lo que es y será. Ese entusiasmo y compendio de sentimientos es lo que, no sólo ahora, sino hace años, encauzan Pablo Retamero y Juanjo Bernal en sus diseños de volantes. Pues de aquellos vuelos comedidos, discretos y de creatividad limitada, porque se frenaban a sí mismos, poco a poco han ido pasando a su silueta de talle bajo y escote corazón, a esa elegancia de la época dorada de Hollywood que también emplea enaguas voluptuosas para conseguir el movimiento ondulante que sólo sus trajes tienen.
Estos elementos son su seña de identidad sin cortapisas, sin ponerse fronteras creativas, que se cargan de ese glamour que minorías se empeñan a recuperar para el deleite de todo aquel que amamos la moda. Y que tienen ese sabor de la Dolce Vita italiana, pero traído al enamoramiento que causan los tejidos seseantes.
Para este año, su presentación de ‘Meraki’ se realizaba en un ambiente en penumbra, de atardecer perdido en la sabana africana en el que, a contraluz, se daban a conocer sus pequeños regalos de volantes, sus ‘merakis’ de tintes exóticos repartidos en sus siluetas, de lunares bien colocados, de flores grandes ensombrecidas y algún que otro tono vibrante. Esas joyitas flamencas que se encaprichan, de las que marcan curvas, resaltan proporciones y afinan caderas en esos diseños de corte atemporal al que nos estamos acostumbrando un año tras otro.
Cinturones anchos, talles altos, escotes propios de moda, tejidos con cuerpo y sin él, esos a los que llamar de caída dulce y que se intercalan entre los brillantes, para la noche, y los estampados salvajes, para el día, de perfil ochentero, con cadenas y exornos vegetales en dorados barroquizados y otros tantos puzzles que te arrojan a esas décadas del fin de siglo, de tops models y gustos marcados.
Destacan las chaquetas, esas que han imaginado para cierta mini colección en beige a la que acompañan de animal print, ya sea con torerita flecada, en estola de seda o con esta pieza de vuelo peplum tableado para definir cintura, cierre de cremallera y volante pinzado en el hombro… Sencillamente perfecta para sus flamencas de otra manera, esas que rezuman meraki y perforan lunares en tejidos que simulan cruces, resaltando volantes de capa en un dos piezas de vestido y chaqueta flamenca únicos.
Los escotes para trajes de flamenca de Pablo Retamero y Juanjo Bernal
Otro de los deleites que nos han regalado es su sinfín de escotes diferentes. Desde el cuello halter para una pieza canastera que cubre la parte superior del vestido, hasta el escote corazón de tirantas anchas, con el que juegan introduciendo mantoncillo, de los pocos, por cierto, que se prodigan en sus colecciones, y que, manteniendo el estampado de la falda setentera, colocan de forma asimétrica para resaltar hombros y darle otro aire a este tipo de estilismo, un clásico ya desde hace varias temporadas en las colecciones de flamenca.
Pero el listado de escotes no acaba aquí. También han hecho uso del llamado reina Ana en un soberbio tono buganvilla de enaguas mandarina, drapeando el talle, para una mayor estilización de la figura, y rematando el vuelo en su habitual solitario de capa con volante que tan cómodo resulta.
Pero, uno de mis favoritos se multiplican en volantes desde la cintura, en estilismo flamenco de silueta sirena que bien se acompaña de volantitos menudos y rizados, para ese efecto farolillo en mangas, y que dejan que el escote uve finalice en cintura. Todo en un tejido de los vistosos, pero atemporales, con fondo blanco, tendencia de la temporada, y con una paleta tonal de la que ‘merakea’ primavera.
De lunares también han imaginado flamencas, pero con sabor a Lola Flores, al rojo y al negro flamenco, al fondo negro de lunar blanco más bien pequeño, por aquello de heredable y antojadizo. Moteados que volantean en zigzag sobre un talle evasé de volante en bajo y textiles rizados a los que el vivo en blanco aporta fuerza a las enaguas rojas. Para las mangas se inventan flecos, que no retuercen sino entuban agarrados en hombros y muñecas y así darle la sensación de volumen a esas mangas pegaditas al brazo.
Para otros lunares prefieren jugar al escondite, dejando que se entreveren por sedas semitransparentes en fresa y colocando seseos al cejo para ese efecto cascada que se abre acentuando el vuelo y las caderas. A este capricho le han imaginado mangas abiertas, por si fuera poco el derroche de puntadas en el vuelo, a las que forran de lunares en un diseño que se conforma como una verdadera joya del costureo flamenco.
Aquí sólo cabe una pequeña parte de una colección que, en este 2020, comporta varios significados. Pues, además de ser una pequeña extensión de la personalidad de los diseñadores, han conseguido crear y diseñar las flamencas que ellos siempre han imaginado. Aquellas con las que pretenden embellecernos y empoderarnos, aunando así en sus nuevos trajes de flamenca la correcta definición del estilo de la firma.
Para ellos puede ser, simplemente, un punto y seguido de su trayectoria profesional. Para mí es un punto de inflexión, un hito que marcará el futuro de sus diseños y que establecerá la línea a seguir. Ya quedan lejos esos trajes de flamenca de estampados románticos y caídas demasiado dulces de estos otros que imagina ahora, marcando, con pulcritud, la figura en colores y flores algo más osadas y atrevidas… ¡¡¡Qué este punto de partida, pues, sea un no retorno y muestre, a partir de ahora, todo lo que la firma es y pretende ser!!!