“De Felipe Duque no sé si hablarte aquí brevemente y emplazarlo para un post solito, o dar rienda suelta al teclado y dejarme llevar. Me dejaré llevar a ver si soy capaz de ser breve, pues resultando ser él es difícil.” Este párrafo estaba en el borrador del post “Los desfiles de la noche en Blanco”, me dejé llevar y es lo que pasa, escribí más de la cuenta, así que aquí lo tuve que borrar de allí y traer aquí, al post de la nueva colección de Felipe Duque.
Hace unos meses ya vi desfilar sus diseños en MOVE2014, le puso cierre a esta edición y, tal y como ya la califiqué, fueron unos desfiles en los que el nivel y el gusto estético iban subiendo con cada uno. Como ya dije, Felipe Duque me ha robado el corazón y lo sigue teniendo él aunque, de cuando en cuando, vaya repartiendo pedacitos. Pues, digo yo, que cuando ves otra colección nueva, como la presentada en la Noche en Blanco, y te gusta tanto o más…, bueno, diría que con la misma intensidad que la anterior, ya no es un affair, es todo un enamoramiento, ¿no?
Detalles de la nueva colección de Felipe Duque
El sigue su estilo romántico, suave y cándido que tanto me gusta. Esta colección comenzó, en cierto modo, de manera similar o guardando sitio a la que fue anterior. Así, su primer modelo en desfilar fue un vestido largo, hasta el suelo, con abertura solapada para que la pierna se deje ver al caminar. Pero sólo ese detalle hacía guiño a la anterior colección, el resto es totalmente diferente, sin dejar de lado el gusto por los tejidos vaporosos, de dulce caída que marcan suavemente la silueta. Juega con tonos marfil y nude para combinarlos con el color de moda: el rojo, tanto en dos piezas como vestidos. Incluso los zapatos, realizados por una amiga suya almeriense, guardan esta sintonía bicromática; mirad como un dos piezas con apliques en rojo en el hombro hace juego con el tono del tacón y suela del zapato. ¡¡¡Cómo me gusta este chico cuidando detalles!!!
Más detalles, esta vez en el cuello. Fíjate en él y verás un plisado hace las veces de pinzas, esas que siempre encuentras a la altura del pecho, dando así amplitud a la prenda donde la necesita y consiguiendo convertir una pinza en un elemento elegante.
Esta vez incluye entre las suaves caídas un vestido blanco, que bien podría ser para novia, con cuerpo en el vuelo, dando aspecto de falda globo y con bolsillo para que le des uso a la mano con la que nunca sabes qué hacer. También un vestido con escote redondo en la espalda, para mostrar lo que nunca se ve. En la anterior colección este escote era vertical, de manera que insinuaba no mostraba, a menos que el movimiento de los brazos, por ejemplo, lo facilitara.
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Cerró el desfile con un dos piezas en rojo y marfil, con falda de largo infinito y camisa en satén con plisado en el cuello. Y yo sigo aún sin saber quién es la autora de los maravillosos zapatos de tacón rojo. Espero que me digas su nombre en una próxima ocasión Felipe Duque.
