Declarada amante del negro, se ha dejado llevar esta temporada por todo el elenco de color de las flores, aunque fondos y lunares negros no han faltado en ese toque ónix en cada diseño. Asimetrías junto al mix & match de estampados son algunos de los elementos textiles de los que ha hecho uso en sus creaciones.
Precisamente esa combinación de lunares negros y flores han protagonizado casi toda la colección, dándole un juego considerable y demostrando el sinfín de posibilidades de este dúo, que siempre es un tándem perfecto, por cierto. Solemos verlo en tonos claros, pero aquí se han perfilado en negro.
De hecho, comenzaba el desfile con un talle alto a su manera en esta mezcla de textiles, mostrando su vuelo de capa cubierto de volantes aquí y allá, en esa búsqueda incansable que hace el estilo onubense en pos de la comodidad, aligerando peso al traje de flamenca. Por eso, un puñadito de volantes se encarga de dar movimiento a la falda, dejando a uno sólo de ellos escaparse para alcanzar el hombro. Un guiño a la asimetría, propia de la flamenca del XXI.
Pero no sólo emplea las flores en volantes y mantoncillos, también lo hace para sobrefalda que acompaña de asimetría en talle, donde el vuelo al aire se forra en ese contraste textil del que tanto gusta hacer uso. Eso sí, ‘menos es más’, axioma que guía sus diseños de flamenca clásica con doble escote en uve.
Observa también su propuesta para lucir mantoncillo, que este año ya se ha visto doble en alguna que otra colección y, casi siempre, en la forma clásica cruzada. Aquí la diseñadora opta por el uso de un cinturón ancho para evitar el cruce, colocándolos a cada lado de la cara, dando ese efecto elegante que sólo ella sabe encontrar para aportar al traje de flamenca. Y consiguiendo ese efecto de capa o, incluso, de chaqueta con manga. El resultado ya lo ves, realza el estilismo flamenco y le aporta una buena dosis de glamour.
Las siluetas flamencas de Carmen Rodríguez
En cuanto a las siluetas flamencas, se decanta para esta temporada en la setentera, sobre todo, ya sea falda, ya sea dos piezas, además del talle alto en este look de trío de volantes lánguidos XXL, sin enaguas, típico de las firmas onubenses. A estos seseos flamencos, se unen sus talles de altura ochentera, hacia la mitad de la cadera, tal y como se estilaban en los 90, con esta también clásica manga francesa y volante al hombro, subiendo, pues, desde el puño este vuelo de capa.
Aunque el corte más característico de la flamenca de Huelva es el canastero, Carmen Rodríguez lo deja de lado esta temporada para centrarse en ese patronaje básico de los 70 que igual que lo estampa de primavera, lo motea en ónix ó en blanco, pero en pequeñito, y que, por cierto, parece tener este año más presencia que nunca. Pues el adorado lunar es ese candidato eterno en la flamenca, al que a veces vemos más que otras, pero siempre está ahí.
En los siguientes diseños el lunar lo acapara todo, encontrándote con él tanto el vestidos como volantes y mantoncillos. Siguiendo ese juego de doble mantoncillo para estilismos en tonos lisos, el corte setentero, en algunas de sus propuestas, se actualiza para traerlo al XXI, haciendo que los volantes de capa empiecen en la cintura. Pero en un tamaño algo más grande que en los anteriores y así, con sólo 4 volantes, se conforma el largo.
De iguales maneras, pero en el básico y clásico combinado de blanco y negro, nos propone otra flamenca de aires renovados con la que encapricharse. Eso sí, con algo más de volantitos. De escote barco, sin más adornos que un buen par de pendientes y un puñado de flores para el cabello, se conforma también este estilismo azul de moteado nocturno que tanto gusta a la diseñadora.
Aunque el canastero este año no se encuentra en su lista creativa, hace uso de ese estilo para reinventarlo en un vuelo al escote de caída dulce. Y en el que las costuras se señalan con micro volantitos, a veces duplicados, contrastándolos no sólo en tonos, sino con ala ayuda de los motivos florales y ese binomio opuesto en claro oscuro.
Otras veces, esos microvolantitos, definen el talle en espiral para ese corte evasé onubense que versiona al setentero de capa y que tan adecuado resulta para casetas abigarradas, recordando al minimalismo de las novias de los 70.
Tampoco es de usar flores como estampados y en esta temporada ha dejado que la invadan, hasta tal punto que las ha integrado entre sus diseños y lo ha hecho en estampados vibrantes, incluso en motivos geométricos que recuerdan a esos característicos tejidos africanos llamados wax.
En cuanto a la silueta sirena, que tanto está definiendo a la flamenca actual, también se encuentra entre sus nuevas creaciones, pero desde su costureo en flamenca, comenzando en cintura con un peplum que se superpone a unos cuantos de volantes más pequeños y que luego repiten tamaño y orden a lo largo del vuelo.
Como novedad en sus diseños, la piel forma parte del mismo con este corte en cintura integrado de forma discreta, llamado también cut out. Tendencia, por cierto, que se toma de los 90 y que hace algún tiempo ya se está viendo en flamenca, sobre todo en las pasarelas y colecciones de emergentes. Y que aquí se acompaña de volantes que igual que van al hilo, zigzaguean, de capa campera a modo de mangas y de lunar grande.
Línea rociera Carmen Rodríguez
Para su línea romera, de amazona o rociera, imagina estilismos de dos piezas, con leggins, con palazzos y con pantalones canasteros. De esos que simulan que llevas traje de flamenca y te hacen fácil la montura clásica, a la vaquera, si vas a caballo en la Romería de El Rocío. Todas, por cierto, alternativas perfectas al estilismo amazona para esos maravillosos días de encuentro con la Virgen.
La soberbia combinación en tonos, estampados florales y lunares, que armoniza en refinado minimalismo, siempre en pos de la búsqueda de trajes de flamenca prácticos y elegantes, cómodos y glmaourosos, vienen a ser, a grandes rasgos, los elementos principales en este cambio creativo de la firma. Siendo, por cierto, las flamencas de Carmen Rodríguez todo un deleite para los sentidos.