Necesitaba escuchar a Bimba Bosé para poder escribir este post. Estancada, sin encontrar la manera de la que tirar del hilo para que surgieran las palabras, se obra el milagro cuando este capricho auditivo me sirve de guía e inspiración, comenzando a escribir estas letras. Así, como un lobo voy tras Bimba para seguir su huella, la que dejó de mujer valiente y algo diosa. Porque podría haber sido una más del ramillete divino que ha inspirado a Talhara Complementos en su colección ‘Destino’, la cual viene a ser la continuación de la fuerza que emanaba ‘Renacer’ en la pasada temporada.
Así, deidades mitológicas como Freya, Cibeles, Isis, Yemayá, Afrodita o Atenea se escogen a dedo para marcar las pautas de las nuevas talharas. Primero porque son mujeres y segundo porque vienen a representar la fertilidad, el origen y la destrucción de todo aquello que somos capaces de crear, del amor y de la vida. De esta manera, la firma pone su punto de mira en la capacidad que la naturaleza nos ha dado, la cual moldeamos con el paso del tiempo. Y así va germinando ‘Destino’ con todo un repertorio de pendientes, bolsitos, peinecillos, diademas y cinturones con los que sentirnos diosas.
Por eso os decía que ésta viene a ser una continuación de la anterior. Pues es ese paso a paso que se va dando cuando es imprescindible echarle ganas a la vida lo que ha guíado la creatividad de la firma. Te sitúo. Cuando conseguimos sacar lo mejor de nosotros, pidiendo a quien queremos que nos mienta y nos diga que no estamos locos, porque ese salto de la realidad es el que nos alimenta y nos permite perdernos para encontrarnos, justo eso es lo que han querido atrapar en sus piezas. Talhara Complementos no se ha impuesto barreras creativas para dar vida a sus pequeñas joyitas, a esos antojos de poco peso que enseguida te invaden la vista.
Con este revoltijo de sentimientos las cosas no se complican, al contrario, la fluidez creativa se enriquece y posibilita que los diseños sean tan dispares como las patitas de gallo hecha pendientes para las Divas de Andrew Pocrid, con quien repiten en SIMOF este año, frente a sus clásicos entresijos de cordoncillos que emboban al verlo. Para ellas todo es posible y nada queda en el ámbito de lo inalcanzable.
El eje principal de sus creaciones es el cordoncillo, al que trabajan con una técnica antiquísima llamada soutache que aterrizó hace unos años en la moda flamenca y que, de momento, sigue entre las propuestas para complementos feriantes. La vistosidad de colores, las curvas y caracolillos que ejecutan con estas suaves cuerdecillas y la versatilidad que tienen a la hora de mezclarlas con otros materiales, facilita que se le coja cariño, como ya le ha ocurrido al plumeti en textiles. Por eso resulta irresistible tenerlo entre las manos para seguir imaginando nuevas piezas.
Desde los clásicos aretes reinventados, hasta las lágrimas con toque talhara, que se van mezclando con otros modelos menos encajados en flamenca por aquello de reutilizarlo en otras ocasiones que no implican albero y farolillos.
Para aros las propuestas son diversas. Perlas que caen por el círculo de metal intercaladas con otras y que se frenan arriba y abajo por los roetes del soutache. En otros, las piezas diferentes y concéntricas se rematan con rositas pequeñas para guardar la simetría necesaria en la composición.
Pero a mí me siguen enamorando sus aretes grandes con pleno protagonismo del soutache, que marca la circunferencia y se exorna arriba en la oreja y abajo para pendular desde el centro, enmarcando toda la hilatura de color a un cristal facetado en tono caramelo. Es un placer recrearse en esta pieza.
En otra versión, el arete se desnuda algo más, dejando toda la decoración atrás, en vertical, y agarrándose al lóbulo con la misma. Si eliges este modelo, te aseguro que pocas serán las flamencas que verás con ellos y todas serán talhara, incluída tú claro.
En cuanto a los realizados en metal, te advierto que se te irán los ojos. En una mezcla divertida y elegante, combinan un arete, del que penden largimitas, con un par de facetados circulares enmarcados sobriamente con soutache en sus justa medida, la necearia para no perder glamour.
Así también imaginan pendientes más alargados y estrechos, reduciendo la presencia de soutache al mínimo, añadiendo pequeños abalorios y cristales de colores que le añaden a esta técnica de trabajar el cordoncillo una nueva faceta en la que poder expresarse.
Algunas de sus propuestas en pendientes casaban a la perfección con cinturón, broche y bolsito de mano, otras lo hacían con diademas para el pelo, desterrando a las flores y peinecillos de la cabeza, dejando protagonismo al vestido que conseguía lucirse a medio camino entre vestido y traje de flamenca, con ese claro aire clásico y renovado.
Entre los bolsitos de mano que presentaron, mi favorito se moteaba en blanco sobre negro, con un pequeño detalle en la solapa a juego con el resto de elementos de soutache, donde los pendientes y el cinturón se acompañaban también en tonos con los trajes de Carmen Navarro en la Pasarela Flamenca Jerez.
Con la ayuda del soutache, abalorios, cristales facetados y metal dorado han dado significado a ‘Destino’. A aquello de sentirte diosa, pues sólo tú eres dueña de escribir tu futuro y de gobernarte a tí misma, como ya hiciera Lilit al renegar de la sumisión a Adán en el paraíso. Digamos que ese pudo ser el primer divorcio mal avenido por lo que ocurrió después.
Dejando a un lado todo esto, Talhara Complementos vuelve a mostrar una colección diversa y versátil, a la altura de lo que suele hacer, con la misma corrección que acostumbramos a ver en sus diseños. Renueva el aspecto final del soutache, pues juega con otros materiales menos barrocos y más minimalistas como el metal dorado. Consigue así mostrarnos una opción más de vestir con complementos realizados a base de cordoncillos de colores.
A mí ya me conquistaron hace tiempo Ana y María Ángeles, almas de Talhara Complementos, en las redes sociales. ¿Y a ti? ¿Han conseguido captar tu atención en este post? ¿Lucirás piezas de soutache en esta primavera flamenca? Sea como fuera, recuerda la ventaja: su singularidad, lo cual le aporta el atractivo que necesita para elevar la dosis de elegancia de tu estilismo, ya sea o no flamenco.