Quizás cuando Carlos Gardel dio vida musical a la letra que escribiera el poeta argentino Alfredo Le Pera, nunca pudo imaginar hasta donde llegarían los límites de la universalidad que le imprimió a estos versos. Porque Alfredo parió estas bellas letras, Carlos las hizo música y Pedro cine con la ayuda de Estrella, quien las empapó de flamenco ‘granaino’, aquel que leyera con labios mudos Penélope y que, vistos por Sergio, conforman los compases de costuras flamencas, para dibujar la colección Volver, la que tiene un poquito de cada uno de ellos, inspirada en Gardel pero con la voz de Morente.
Sergio Vidal vuelve a su amor, a diseñar moda flamenca, irrumpiendo con la frente marchita, sintiendo que es un soplo la vida y que el tiempo transcurrido no es nada ante el temido reencuentro que le anhelaba, ese primer amor que le nombra y no le olvida, a ese pasado que vuelve para quedarse con tono pausado y sereno.
Y se iluminó suavemente el Salón Real para recrear una ‘pará’ en el camino, aquél que haces para volver a ver a la Blanca Paloma, abriéndose paso en la penumbra una flamenca hippie, cómoda, para esos más de 30 grados que a veces se aguantan por las arenas. Así una falda cortita de vuelo se acompaña de botos y camiseta sin mangas, eso sí, con estampado flamenco, como debe de ser, buscando que la multitud de colores encuentre pareja a un lado y a otro.
La espalda busca el frescor de la noche del camino y se abre de par en par en tono intenso, que se suaviza con el de la falda estampada de un solo volante.
Entre mis affaires un dos piezas con mezcla de estampados, haciendo uso del mix-match dando así libertad para mezclar, siempre y cuando los tonos concuerden. La elegancia de tomar prestado el color del estampado floral para inundar la camisa con él, salpicarlas de gotas blancas, ésas que a su vez tintan las enagüas que asoman con el recogido plisado a un lado, denotan cómo Sergio Vidal cuida el detalle en el vestir flamenco.
Osa aflamencar estampados cuadriculares ayudándose de lunares de cualquier tamaño, se los lleva a las faldas María de La O y a los canasteros y los motea con piezas de cuero, a veces bolsillos, a veces marcando el vuelo de volantes o como simple decoración con con aretes. ¡¡Menuda osadía!! ¡¡Qué bien te sale!!
En otras, simplemente, juega con el tamaño de los lunares, buscando el contraste en los tonos que se motean de círculos negros abrazados con guarnicionería de cascabeles a la cadera.
La belleza sencilla es lo suyo y el minimalismo se recrea en un negro de esos que atraen sin tener nada, de los que hipnotizan y gustan sin saber por qué. El envés de volantes menudos a la par de las carruchas que rematan el vuelo propician ese menos es más.
Colores como el amarillo, tendencia 2015, también se dejaron querer por su aguja, acortándolo hasta la rodilla con ese aire Marisol de vuelo desde la cintura y volantes al hombro.
El morado setentero, vuelve en su colección con doble volantes al hilo en el escote, evocando a las chorreras de camisas románticas propias del ‘Sábado Noche’. El uso que hace de los tejidos fruncidos para crear un escote diferente demuestra que las flamencas de siempre no necesitan de otras cosas para renovarse.
Para el final reservó una mini colección evocando a Frida Khalo, su manera de vestir y su popular entrecejo, poblando así de negro la mirada para no ensombrecer la belleza de su línea pret-a-porter.
Talle alto, encajes, musetas para dar vuelo y enagüas de jaretas con volante de batista para volver a ‘vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez’.
¡¡¡Gracias por volver y por hacerlo en breve de nuevo otra vez, gracias por tener ese estilo y vestirnos de flamenca clásica plagada de nuevas ideas, gracias por imprimir fuerza a los volantes y a tus lunares rectilíneos!!!!
