De blanco y moteada de bichitos, que no de lunares, me presenté en la Feria de Abril un lunes, apellidado antes ‘Del Pescaíto’, para acariciar el albero en modo flamenco. No recuerdo otra colección como la suya en la que los protagonistas de lunares pasan a ser insectos. Quienes, por cierto, se han aflamencado con elegancia, consiguiendo que un tejido de esos que despistan, se encajen a la perfección entre costuras flamencas.
Este traje de flamenca pertenece a su colección ‘Natural Beauty’ y he de decir que no fue precisamente el elegido en un principio. En concreto se seleccionó uno de los nuevos vestidos de flamenca que presentó en su desfile en Wappíssima 2017, pasarela donde dio a conocer la ampliación de su colección. En este traje los insectos se reducían en número y decoraban un lienzo en blanco, bordeándose en oro. Con asimetría griega en el escote, añadía volumen gracias a una manga de capa de vuelo desmedido que caía algo más allá del codo. Y como detalle, que no quiero dejar pasar, unas coquetas carruchas en tono albero. Os dejo imagen publicada en Instagram, prueba de esa primera intención.
Pero, como ya os he comentado, no fue ese el que vestí. Llevé éste otro. Seguro que lo recordáis de su desfile en Pasarela Flamenca Jerez Tio Pepe 2017. Se acompañaba de un coqueto kimono en celeste, que no era más que una acertada versión de una clásica bata de cola, abriéndola por delante para poderla abrazar con lazada a la cintura y todo en el tono de las enaguas del vestido de flamenca. Y, por supuesto, las mangas en un correctísimo estilo flamenco.
El tejido ya véis cuál es. Os he hablado de él antes, cuando conocimos su colección flamenca de esta temporada 2017, y también os conté por qué lo elige María Amador para crearla. Pero os rememoro un poco.
La cultura japonesa y su afecto por los insectos son los responsables de la inspiración que han guiado los bocetos de María Amador, siendo la elección de este singular estampado el hilo conductor de toda la colección. De hecho, abunda la libélula, emblema de la cultura nipona por su simbolismo de inmortalidad y renacimiento, conociéndose a Japón y a sus islas como ‘Akitsushima’ o ‘Las islas de la Libélula’.
Desde el siglo XI familias de la nobleza japonesa han usado a este insecto alado como decoración, tanto en muebles como tejidos. Incluso han formado parte del escudo de las familias Samuráis, que no sólo se han apropiado de ellas sino también de cierto bicho algo más tosco, rechoncho y estéticamente menos afortunado en belleza. Se trata del escarabajo rinoceronte llamado ‘Kabuto-mushi’ porque su cabeza se asemeja al casco de un samurái japonés. Se le considera el rey de los insectos y el animal más fuerte del mundo. De hecho, en Japón se organizan luchas de escarabajos y es tan popular que los chicos los tienen como mascotas.
Y esto son sólo dos de los animalitos alados que se encuentran en el estampado y que tienen una estrecha conexión con la sabiduría japonesa.
Esta complejidad textil, tanto por sus tonos como por el motivo impreso, se contrarrestaba en este diseño con la sencillez de formas. Sin mangas, de escote clásico, tanto por delante como por detrás. De un solo volante de capa pegado a un vuelo evasé, de esos que se construyen a base de metros de tela desde los hombros, sin nesgas, y que dejan entrever las enagüas dobles ‘encarruchadas’.
Con un solo volante María Amador consigue dar el aire flamenco que necesita este tejido para no desviarse de la línea que pretende, a pesar que, a priori, pueda parecer difícil imaginarlo en flamenco. Libélulas y mariposas hace ya tiempo que proliferan en la indumentaria y en otras artes, pero abejas, escarabajos y mariquitas no tanto y ella nos las ha traído a la moda flamenca.
Este diseño de María Amador recuerda a esos setenteros con vuelo desde la cintura que tanto vemos en las colecciones de distintos diseñadores desde hace un par de temporadas. Pero ajustando el talle hasta donde acaban las caderas que, en este caso, se facilita por el tipo de tejido. Con cuerpo y elástico, adaptándose a la silueta y aportando, además, comodidad.
El caso es que aquí tenéis el traje de flamenca que se entrevía al caminar por la Pasarela Flamenca Jerez, primero, y por la de Wappíssima, después. Que se complementaron con las piezas de Tiali Complementos, pero vistos de otra manera en pasarela, dado que se acompañaba de la bata de cola – kimono, ideado para este traje de flamenca. En el estilismo se incluyó un bouquet de flores, que recorría toda la cabeza y acababa enroscado por detrás en el moño.
Y éste junto a dos peinecillos también cuajado de florecillas, que me coloqué al lado contrario de las mismas, viéndose así por todo el cabello flores diseminadas, haciendo honor a los bellos jardines japoneses.
Como pendientes mis favoritos de la colección de Tiali Complementos para María Amador. Estos largos acabados en aretes inundados de flores.
Sin duda Tiali Complementos supo captar la esencia de los volantes que ha creado María Amador para esta temporada, guardando la armonía que emana la naturaleza japonesa para ese equilibrio zen que ha creado, donde las mariposas flamencas de María Amador continúan por el escote y ascienden por el cuello hasta posarse en las flores que surcan de un lado a otro en el edén floral de Tiali Complementos. No podía haber comenzado mejor mi semana de Feria de Abril. ¡¡¡Gracias por tanto!!!